Para ellos no es más que una diversión, pero visto desde fuera no puede calificarse más que como una auténtica temeridad.

El 'juego' de estos menores indios pone la piel de gallina. Desafían entre risas a su destino esperando hasta el último minuto para salvar sus vidas ante la inminente llegada del tren. Solo en ese momento, cuando ya no hay otra salida, saltan desde el puente al río para alcanzar la orilla con la única intención de repetir su macabra 'hazaña'.

¿Dónde está el límite? Tratan de poner algo de adrenalina en sus vidas, pero el precio que les puede costar no parece justificar de ninguna forma un divertimento así.