Él solo quería asistir al partido de cricket de su equipo, pero acabó siendo el verdadero protagonista, involuntario, eso sí, del encuentro.

Un pequeño momento de debilidad y zas, ya estás perdido. O por lo menos si la gente que está junto a ti en la grada está ávida de diversión. Un vaso por aquí, una bandeja por allá, un gorro que llega de más allá... y uno acaba con la Torre de Pisa en la cabeza.  

A buen seguro que cuando este fan del cricket vea estas imágenes se pensará mucho el volver a echar una cabezada durante un partido.