En las imágenes difundidas por la policía china pueden verse los torpes intentos de este conductor chino por zafarse de un control de alcoholemia en la ciudad de Shenzen. El joven, visiblemente alterado, busca evitar la multa soplando de todas las formas posibles pero nunca con la fuerza suficiente como para que el aparato funcione. Pone cara de esfuerzo, cierra los ojos, aprieta los labios... pero nada. Finalmente se rinde y el test da como resultado 190 miligramos de alcohol por 100 mililitros de sangre, mucho más que el límite consentido. Le paran el coche y lo conducen a la estación de policía y saldrá después de haber pagado una cuantiosa multa.