Cuando pensamos en el desierto, enseguida vienen a nuestra cabeza imágenes de arena, sol y calor extremo. A nadie se le ocurriría imaginarse lagunas refrescantes… ¿o sí? En el Parque Nacional de los Lençois Maranhenses de Brasil es posible encontrar decenas de balsas de agua dulce que quedan atrapadas entre las dunas del desierto, conformando un paisaje de sobrecogedora belleza.

Estas lagunas solo se crean en la época de lluvias –enero y julio–, por lo que los turistas aprovechan el resto del año para dejarse caer por el estado de Maranhao y disfrutar en vivo y en directo este espectáculo natural sin parangón. El agua contenida tarda en evaporarse y es posible bañarse en agua dulce en mitad del desierto.

Algunas lagunas son tan grandes que nunca llegan a desaparecer por completo. No corren la misma suerte las más pequeñas, que dejan de existir en el último trimestre del año.