Se llama Jia Jia, viene de China y es lo último en robots interactivos. Una mejora en su capacidad para relacionarse con personas. Puede asentir y articular micro expresiones como la del movimiento de los ojos. También contestar a preguntas de su interlocutor. Con el tamaño y casi la apariencia de una mujer de carne y hueso, sus creadores destacan su realismo. Este equipo de una universidad de China pretende que Jia Jia entre en todas las casas, pero casi nadie se lo puede permitir. Es el precio de alcanzar la vanguardia tecnológica: "No solo articula frases simples, también es capaz de comunicarse de manera emocional." Una aproximación a los sentimientos que, según sus creadores, es un gran avance en las funciones del robot: servir al ser humano.