De la piel al riñón: órganos humanos que tienen una versión artificial

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Un pulmón artificial
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Un pulmón artificial

Desarrollado por el bioingeniero William Federspiel, de la Universidad de Pittsburg. Es un pulmón mecánico que funciona fuera del cuerpo del paciente pero que se puede llevar en una mochila. Se conecta a la vena cava a través de un tubo. A pesar del avance, sigue siendo necesaria una aportación de oxígeno.
Un corazón mecánico
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Un corazón mecánico

Barney Clark, un dentista estadounidense jubilado, se convirtió en 1982 en la primera persona que vivió con un corazón totalmente artificial. Lo llevó durante varios meses hasta que una noche el flujo de sangre que movía su corazón de poliuretano descendió bruscamente y Clark falleció. Los actuales corazones artificiales no son alternativas permanentes a un órgano natural, pero sirven para mantener con vida a los pacientes que lo necesitan hasta que consiguen un transplante.
Piel artificial
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Piel artificial

Científicos del MIT presentaron a finales de 2016 una 'segunda piel' capaz de solucionar algunos de los problemas que sufre este órgano con el tiempo, desde las arrugas hasta la habilidad de protegernos ante las temperaturas extremas, la radiación o las heridas. El problema para desarrollar una piel artificial viable, flexible y cómoda son los materiales disponibles. "Debe tener las propiedades ópticas adecuadas, o no tendrá un buen aspecto, y las cualidades físicas adecuadas o no se comportará como debe", decía Robert Langer, autor principal del estudio. En este caso, los científicos examinaron más de cien polímeros para encontrar el más adecuado.
Una mano artificial
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Una mano artificial

Las prótesis para ayudar a los pacientes con miembros amputados han existido desde hace décadas, pero en los últimos meses los avances tecnológicos han permitido que sean cada vez más cómodas y útiles para los pacientes que los llevan. A finales de 2016, un experimento lograba que un paciente paralizado experimentase la sensación del tacto gracias a un brazo robótico controlado por su cerebro, u otros dos pacientes lograban diferenciar entre un contacto suave y otro más firme gracias a una prótesis experimental.
Una nariz electrónica
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Una nariz electrónica

En este caso, el dispositivo no está pensado para sustituir la nariz de un paciente, sino que se construye para que analice los compuestos orgánicos volátiles que componen una muestra olorosa de forma que la reconozca o la discrimine de otras, por ejemplo para determinar si un perfume es una falsificación o si un alimento se encuentra en mal estado. Para crearlas se usa como ejemplo el sistema olfativo de los mamíferos.
Un ojo biónico
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Un ojo biónico

La idea de crear una prótesis visual, u ojo biónico, está en la mente de decenas de grupos de investigación de todo el mundo que pretenden con ello ayudar a las personas que han perdido la vista total o parcialmente debido a alguna enfermedad. De todos ellos, Eyeborg es probablemente el más conocido: un aparato que se coloca en la cabeza y que 'oye' los colores , convirtiéndolos en ondas sonoras que transmite al paciente.
Una oreja artificial
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Una oreja artificial

La posibilidad de 'imprimir' tejidos con impresoras 3D ha abierto la puerta a desarrollar órganos artificiales con un aspecto mucho más natural. Las orejas han sido las elegidas para probar esta técnica: en 2013, científicos de Massachusetts desarrollaban una oreja artificial de aspecto muy realista utilizando una impresora 3D y células de cartílago de oveja.
Un páncreas artificial
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Un páncreas artificial

Este dispositivo fue creado para ayudar a los pacientes de diabetes a controlar de forma automática sus niveles de glucosa en sangre liberando insulina de forma regular.
Un riñón biónico
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Un riñón biónico

Una investigación, a punto de entrar en su fase de pruebas con pacientes humanos, ha desarrollado un dispositivo que filtra la sangre de forma continua y que tendrá un tamaño similar al de un riñón humano, de forma que se pueda implantar en los pacientes y ahorrarles así las visitas al hospital para someterse a diálisis.

Aunque atrae toda la atención como el principal órgano que nos mantiene con vida, el funcionamiento del corazón es al fin y al cabo bastante sencillo: es una bomba que se llena de sangre y la envía de fuera de nuevo. Eso ha hecho que, con mayor o menor dificultad, la fabricación de una versión artificial no fuese tan complicada.

Los pulmones... eso es otra cosa. Un pulmón es un órgano muy complicado en su funcionamiento: hace de punto de intercambio de gases (el oxígeno hacia dentro, el CO2 hacia afuera) y es difícil encontrar una tecnología que cumpla con esa función de una forma tan perfecta y eficiente como nuestros pulmones.

Científicos de la Universidad de Pittsburg han presentado esta semana su versión de un pulmón artificial, un dispositivo mecánico que realiza lo que han llamado una "diálisis respiratoria", al eliminar el dióxido de carbono de la sangre de los pacientes. Este dispositivo, lo suficientemente pequeño como para entrar en una mochila o bolsa, tendrá que ser complementado con un aporte de oxígeno añadido, de forma que está pensado para utilizarse dentro de los hospitales, pero permitirá a los pacientes una mayor movilidad que los actuales sistemas de asistencia respiratoria. 

La asistencia o sustitución de órganos por dispositivos mecánicos o biónicos no es ni mucho menos nueva. De hecho, la tecnología ha conseguido ya, poco a poco y con mayor o menor éxito dependiendo del órgano, crear versones de varias partes de nuestro cuerpo. 

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