Es resistente y duradero y por ello es el material de cabecera de la industria de la construcción. Nos referimos al hormigón, presente en la gran mayoría de grandes obras del pasado siglo y de lo que llevamos del presente.
Su resistencia a los envites medioambientales lo ha convertido en un material idóneo para soluciones como presas o puentes, ya que puede resistir tanto las variaciones de temperatura como los fuertes vientos o la presión ejercida por el agua.
En la lista nos hemos dejado algún que otro edificio inabarcable, como el Parlamento de Bucarest, cuya construcción se utilizaron otros materiales en abundancia (destacan las 700.000 toneladas de acero y bronce o los 900.000 metros cúbicos de madera para los parqués o los revestimientos de las estancias.
En la galería sobre estas líneas repasamos no sólo las estructuras más descomunales alzadas con este material sino algunas que se han convertido en iconos de su época.