Adiós a la China futurista: los edificios más extraños construidos en el gigante asiático

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Un donut en Guangzhou.
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Un donut en Guangzhou.

Construido en la orilla del río Zhujiang, este edificio de Guangzhou adquiere la forma de un ocho, el número chino de la suerte, cuando se refleja en el agua. Tiene 33 pisos de altura y un agujero de 47 metros de diámetro.
Los 'pantalones' de la CCTV.
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Los 'pantalones' de la CCTV.

El edificio que alberga la sede central de la CCTV, la televisión pública china, es uno de los ejemplos que el ejecutivo chino ha puesto para ilustrar los motivos de la prohibición de la arquitectura foránea en el país.
Una tetera en Wuxi.
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Una tetera en Wuxi.

La región de Jiangsu es conocida por sus figuras en arcilla por lo que a alguien le pareció una buena idea convertir una sala de exposiciones en una especie de tetera gigante.

El hotel Luna.
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El hotel Luna.

Así se conoce popularmente al Sheraton de Huzhou, un hotel de lujo de 27 plantas inaugurado en 2013. En la imagen, un hombre fotografía unos patos de plástico colocadas por el artista conceptual holandés Florentijn Hofman.

Edificio Galaxy Soho.
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Edificio Galaxy Soho.

El complejo Galaxy Soho, ideado por la arquitecta Zaha Hadid, alterna espacios comerciales con oficinas en un entorno, en palabras de su creadora, en el que no hay esquinas ni transiciones.

Estadio Nacional de Pekín.
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Estadio Nacional de Pekín.

Albergó las pruebas de atletismo de los Juegos Olímpicos de Pekín, en 2008, y se convirtió en uno de los símbolos de aquella cita. Su creación es fruto de un trabajo a cuatro manos: el de los arquitectos Herzog & de Meuron, Li Xinggang y el artista Ai Weiwei.

A view of the National Stadium, also known as the Bird's Nest, with colourful lights is seen at the Olympic Green in Beijing, in this July 29, 2008 file photo. REUTERS/Claro Cortes IV

Puerta de Oriente en Jiangsu.
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Puerta de Oriente en Jiangsu.

Este edificio ejemplica la respuesta china ante el Arco de Triumfo francés. Ubicado en Shuzou, su diseño responde a la creciente influencia que la ciudad ha adquirido en su entorno y en el país. Mide 302 metros y alberga oficinas e infraestructuras de transporte en su interior. Hay quien lo compara con unos pantalones o incluso unos calzoncillos largos.
Museo de Arte y Urbano de Ordos.
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Museo de Arte y Urbano de Ordos.

Podríamos dedicar una galería entera a la ciudad fantasma de Ordos, una especie de Brasilia impulsada por el gobierno chino que ha quedado prácitcamente deshabitada después de que pinchara la burbuja inmobiliara a finales de la pasada década. El Museo de Arte y Urbano es uno de los mejores ejemplos de despilfarro e infrautilización.
Ring of Life.
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Ring of Life.

El círculo de la vida, situado en la localidad de Fushun, cuenta con 12.000 leds que le permiten desplegar un juego de luces como el de la imagen (y que, casualmente, también conforma un ocho cuando se refleja en las aguas del río Jiaxin Zi.
Fang Yuan Mansion.
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Fang Yuan Mansion.

El edificio Fang Yuan, situado en la ciudad de Shenyang, alberga oficinas en sus 25 plantas. La forma cuadrada del centro pretende recordar las antiguas monedas utilizadas en el país en un diseño cuya finalidad es mezclar la tradición local con las formas occidentales.
New Century Global Center.
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New Century Global Center.

Con una planta de 500 x 400 metros y una altura de 100 metros, este edificio de Chengdu puede presumir de contar con la mayor superficie del mundo. En su interior se encuentran tiendas, centros comerciales, cines, oficinas, hoteles y hasta un parque acuático.
Gran Teatro Nacional de China.
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Gran Teatro Nacional de China.

Este edificio con forma de huevo gigante obra del arquitecto Paul Andreu cuenta con tres salas, una dedicada a la ópera, otra a conciertos y una tercera para representaciones teatrales. Inaugurado en 2007, su coste ascendió a 300 millones de euros.
Museo Guotai.
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Museo Guotai.

Construido en el distrito financiero de Congquing, en pleno corazón de China, este centro artístico reúne elementos tradicionales de la arquitectura autóctona con trazos contemporáneos. En su interior alberga una sala de exhibiciones, otra de conciertos y un teatro.

 

Este 2016 supone el fin de una era para China. El fin de la llamada arquitectura extraña, aupada durante los últimos años por la explosión de edificios que rompieron con la tradicional imagen del gigante asiático y firmados por algunos de los arquitectos de mayor prestigio del planeta.

El gobierno chino ha decretado el final de este tipo de edificios. Será el ejecutivo el que decida ahora qué formas tendrán los grandes edificios de los años venideros. La idea es dar forma a un paisaje que sea sostenible, económigo, ecológico y que sea agradable a la vista. En otras palabras, China quiere regresar a una arquitectura cercana a sus raíces culturales.

El presidente Xi Jingping ya dejó caer, en 2014, su descontento con la escalada de edificios que desafiaban el legado cultural construido durante miles de años. La intención del gobierno chino pasa por reforzar la influencia cultural del gigante asiático atendiendo a su propia tradición y alejándose del todo de cualquier influencia extranjera.

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