En Jinhua, en la provincia china de Zheijang, cientos de trabajadores de la fábrica Partytime, que fabrica productos de látex, deben estar hartos de la cara de Donal Trump. La ven cientos de veces al día, aunque a veces la ven de forma distinta a como la vemos los demás: caricaturizada, un poco amorfa, o en un solo color. Esta empresa vende miles de máscaras con la cara del candidato republicano.
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Las ventas para carnavales, desfiles, Halloween, etc. están empatadas, por el momento, con las de la probable candidata demócrata Hillary Clinton, pero Jacky Chen, gerente de la fábrica, tiene una corazonada. "Aunque las ventas son más o menos parecidas, yo creo que en 2016 la de Trump se agotará completamente", ha declarado a Reuters.
Si bien las máscaras de personas conocidas siempre causan una mezcla de hilaridad y desasosiego, verlas en el proceso de creación resulta aún más curioso.