No todos los animales pueden ser bonitos, feroces, venenosos o luminiscentes. Para algunos no encontramos otra definición que... raros. Bien por sus extraños colores o por sus peculiares narices, dientes o patas. El reino animal está plagado de especies con las que no nos topamos a menudo y si lo hiciésemos nos llevaríamos un buen susto.
Son ejemplos de la evolución ejerciendo su efecto. Las rarezas de estos animales son adaptaciones a sus hábitats que les ayudan a mejorar sus probabilidades de sobrevivir, reproducirse y por tanto de pasar su carga genética a las siguientes generaciones.