Todos recordamos Fukushima por el desastre nuclear que ocurrió hace cinco años, en marzo de 2011. Desde Chernóbil no había pasado nada semejante: el terremoto dejó más de 20.000 víctimas y muchas más personas perdieron su hogar.
El fotógrafo Keow Wee Loong y dos colegas más burlaron a las autoridades y entraron a la zona de exclusión, donde dieron un paseo de tres horas por el bosque para llegar a las ciudades abandonadas. Wee Loong afirmó que lo que más le impactó del lugar fue el silencio sobrecogedor y el olor a carne y verduras podridas.
Las imágenes son increíbles, lugares cotidianos que permanecen tal y como quedaron en el momento de la catátrofe: lavandería, almacenes, quioscos...