"Era la moda", "así estábamos más guapas que el resto de chicas", "mi propia madre me lo sugirió"...
Estas son algunas de las declaraciones que estas mujeres bereberes han hecho cuando les han preguntado por los tatuajes que han decorado sus caras durante años. Cuando eran veinteañeras estaba de moda decorarse la tez de este modo para gustar a los chicos.
Ahora muchos de sus vecinos las juzgan por haberlo hecho, tatuarse es pecado en el islam. Algunas no se arrepienten de sus marcas, otras sí, y por ello entregan sus joyas en señal de penitencia, habiéndolas frotado antes sobre sus rostros.