Tatuarse la cara: de moda a pecado en Argelia

  • Pantalla completa
Fatma Tarnouni, 106 años.
1 de 11
Comparte la fotografía

Fatma Tarnouni, 106 años.

"Para ser bella había que estar tatuada", reconoce Fatma, que afirma que si hubiese sabido que estaba prohibido por su religión no lo hubiese hechoFoto: REUTERS (Zohra Bensemra).
Fatma Badredine, 94 años.
2 de 11
Comparte la fotografía

Fatma Badredine, 94 años.

Foto: REUTERS (Zohra Bensemra).
Djena Benzahra, 74 años.
3 de 11
Comparte la fotografía

Djena Benzahra, 74 años.

Para pedir perdón por sus tatuajes ha entregado todas sus joyas de plata, habiéndolas frotado previamente por su rostro. Foto: REUTERS (Zohra Bensemra).
Djernaa Daoudi, de 90 años, se tatúo por orden de su marido.
4 de 11
Comparte la fotografía

Djernaa Daoudi, de 90 años, se tatúo por orden de su marido.

Esta mujer bereber de la región de Chaouia muestra los tatuajes que tuvo que hacerse por orden de su marido, cuando era una moda. Los más radicales aseguran que los tatuajes son contrarios al islam. Foto: REUTERS (Zohra Bensemra).
Mazouza Bouglada, 86 años.
5 de 11
Comparte la fotografía

Mazouza Bouglada, 86 años.

Bouglada ha ofrecido toda su joyería para exculparse por llevar tatuajes. Foto: REUTERS (Zohra Bensemra).
Khamsaa Hougali, 68 años.
6 de 11
Comparte la fotografía

Khamsaa Hougali, 68 años.

Foto: REUTERS (Zohra Bensemra).
Fatma Haddad, 80 años.
7 de 11
Comparte la fotografía

Fatma Haddad, 80 años.

Foto: REUTERS (Zohra Bensemra).
Fatma Benyadir, 75 años.
8 de 11
Comparte la fotografía

Fatma Benyadir, 75 años.

Foto: REUTERS (Zohra Bensemra).
Khadra Kabssi, 74 años.
9 de 11
Comparte la fotografía

Khadra Kabssi, 74 años.

Fue tatuada cuando tenía 21 años por su primo. Al contrario de muchas mujeres como ella no se arrepiente de haberse tatuado.
Aisha Djelal, 73 años.
10 de 11
Comparte la fotografía

Aisha Djelal, 73 años.

Foto: REUTERS (Zohra Bensemra).

"Era la moda", "así estábamos más guapas que el resto de chicas", "mi propia madre me lo sugirió"... 

Estas son algunas de las declaraciones que estas mujeres bereberes han hecho cuando les han preguntado por los tatuajes que han decorado sus caras durante años. Cuando eran veinteañeras estaba de moda decorarse la tez de este modo para gustar a los chicos. 

Ahora muchos de sus vecinos las juzgan por haberlo hecho, tatuarse es pecado en el islam. Algunas no se arrepienten de sus marcas, otras sí, y por ello entregan sus joyas en señal de penitencia, habiéndolas frotado antes sobre sus rostros. 

 

Mundo