Calais (Francia) ha saltado a los titulares en los últimos días como la última frontera del Viejo Continente, una última barrera que miles de inmigrantes intentan superar para acceder al Reino Unido en busca de empleo y mejores condiciones de vida.
En la madrugada del pasado lunes al martes, unas 2.000 personas intentaron entrar en la terminal de Calais del eurotúnel, una estructura de unos 50 kilómetros de longitud que comunica Francia y Gran Bretaña. Eurotunnel, la empresa que gestiona la infraestructura, ha afirmado que se trata del "mayor intento de incursión en el último mes y medio". De hecho, este verano ya han fallecido nueve inmigrantes en su esfuerzo por alcanzar suelo británico. El último de ellos, un joven de origen sudanés, pereció atropellado por un camión este miércoles.
[Las imágenes a continuación ilustran la situación en los alrededores del eurotúnel]
La oleada masiva de inmigrantes ha llevado a Londres y París a pedir a sus socios europeos unidad para abordar la crisis fronteriza. Los ministros del Interior de Reino Unido y Francia, Theresa May y Bernard Cazeneuve, han escrito este domingo en una columna en The Telegraph que "a lo que nos estamos enfrentando es a una crisis migratoria global. La situación no puede ser vista sólo como un asunto entre nuestros dos países. Es una prioridad tanto a nivel europeo como internacional".
París ha enviado 120 agentes más a custodiar el enlace de Calais y la verja en Coquelles está siendo reforzada. Londres contribuye además con perros adiestrados para combatir lo que su primer ministro David Cameron ha descrito como "una plaga de personas".
La respuesta de los gobiernos ha suscitado críticas y controversia. Por ejemplo, el ministro de Justicia de Suecia, Morgan Johansson, ha acusado este domingo al premier británico de "hacer política" con el problema migratorio.
Mientras tanto, los migrantes se concentran junto a Calais en un campamento llamado la 'Nueva Jungla', un pueblo improvisado de tiendas y plásticos que cuenta con su propio templo y escuela.