Los ultras más violentos en el mundo del fútbol

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Dinamo Zagreb, Croacia
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Dinamo Zagreb, Croacia

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Fenerbahçe Spor Kulübü, Turquía
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Fenerbahçe Spor Kulübü, Turquía

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Entente Sportive, Argelia
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Entente Sportive, Argelia

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Shakhtar Donetsk, Ucrania
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Shakhtar Donetsk, Ucrania

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FC Zenit de San Petersburgo, Rusia
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FC Zenit de San Petersburgo, Rusia

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FC St. Pauli, Alemania
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FC St. Pauli, Alemania

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Al-Ahly, Egipto
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Al-Ahly, Egipto

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Rangers Football Club, Escocia
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Rangers Football Club, Escocia

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Boca Juniors, Buenos Aires
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Boca Juniors, Buenos Aires

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JSM Bejaia, Argelia
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JSM Bejaia, Argelia

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 Ferencvárosi, Hungría
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Ferencvárosi, Hungría

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Juventus de Turín
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Juventus de Turín

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Lazio, Roma
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Lazio, Roma

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West Ham United, Inglaterra
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West Ham United, Inglaterra

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Manchester United, Inglaterra
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Manchester United, Inglaterra

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Olympiacos, Grecia
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Olympiacos, Grecia

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River Plate, Argentina
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River Plate, Argentina

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Estrella Roja de Belgrado
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Estrella Roja de Belgrado

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BSC Young Boys, Suiza
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BSC Young Boys, Suiza

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Ultras Sur (Real Madrid, España)
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Ultras Sur (Real Madrid, España)

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Sportovní Klub Slavia Praga, República Checa
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Partizan de Belgrado
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Partizan de Belgrado

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Malmö FF, Suecia
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Malmö FF, Suecia

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Werder Bremen, Alemania
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Werder Bremen, Alemania

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Frente Atlético (Atlético de Madrid, España)
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Frente Atlético (Atlético de Madrid, España)

EFE/Lavandeira jr.

Calientan las gradas, animan sin descanso y se ganan el favor de los clubes con su pasión incondicional. Son las hinchadas futboleras, un apoyo fiel para los jugadores durante los 90 minutos más importantes de la semana. Entre esos miles de aficionados se esconde lo peor del deporte rey: personajes mafiosos y violentos que son capaces de arrebatar la vida a inocentes como Aitor Zabaleta cuyo error fue visitar un bar del equipo rival o Manuel Ríos Suárez, un joven que murió mientras defendía a un niño de los hinchas radicales de su propio equipo. Esa es la historia de los ultras de nuestro país, un entramado que goza del beneplácito de algunos clubes que se benefician de su presencia y que hacen la vista gorda ante un cúmulo de ilegalidades que sirven para llenar los bolsillos de la organización. Mientras tanto el resto de aficionados, esos que solo están pendientes de disfrutar en el campo, deben convivir con la vergüenza de compartir grada con unos salvajes. 

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