El surrealismo desvela la verdad sobre Fukushima

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La Compañía Eléctrica de Tokio (TEPCO) ha afirmado que la radiación detectada en los alrededores de la central nuclear de Fukushima-1 han ascendido hasta  1.800 milisievert por hora, un nivel 18 veces mayor al registrado hace solo una semana y que podría acabar con la vida de una persona en apenas cuatro horas. Está claro que el problema sigue ahí después de más de dos años.

En las últimas semanas, TEPCO ha informado de varias fugas de agua radiactiva --de hasta 300 toneladas diarias-- desde uno de los tanques del reactor cuatro y ha alertado de que es muy probable que el vertido contaminante haya llegado al Pacífico.

Aunque el Gobierno estableció una zona de exclusión de 20 kilómetros en torno a la central accidentada, las autoridades permiten el acceso restringido con horarios a sus habitantes.

Los fotógrafos Carlos Ayesta y Guillaume Bression visitaron varios pueblos de la zona para captar con sus cámaras las trágicas consecuencias de la catástrofe nuclear. Gracias a la colaboración de los vecinos consiguieron crear y capturar la esencia de la constante amenaza y el miedo a la contaminación que estas personas sufren a diario.

 

 

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