El negocio de las escamas de sapo florece y ya se habla de una ruta de turismo chamánico. Sin duda alguna es la droga de moda, el DMT, también conocido por ser el alucinógeno más potente del mundo y que ya está –misterios de la globalización– al alcance de cualquier bolsillo. Los “tahúres” que la ofrecen en nuestro país en ceremonias privadas –y con los que El Confidencial ha hablado– puntualizan que es una “medicina y no una droga”.
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