Hace prácticamente un cuarto de siglo, Francesco Totti estaba haciendo su debut en la Roma. Era 1993. No había debutado ni Raúl en el Real Madrid y Totti ya estaba empezando a ser importante en el club de su vida, el único que ha querido vestir. Pudo jugar sobre todo de blanco, pero también del color que hubiera querido, pero prefirió ser dios en casa, emperador en la ciudad imperial. Después de 24 temporadas, Totti lo deja. Lo anunció Monchi en su primera rueda de prensa como director deportivo romanista. No hubo bombo y platillo para despedir al hombre que representa tanto a un club como su propio escudo. 782 partidos y 306 goles después, el eterno 'capitano' colgará las botas y pasará a la directiva 'giallorossa'. No puede ser de otra manera, la Roma no puede vivir sin Totti, ni él sin ella.