Para entrar en el santoral de la historia del cine no es imprescindible haberse hecho con una estatuilla del tío Oscar, ni haber fichado por una de las grandes 'majors', ni estar a la vanguardia del cine de autor. Existe también ese otro cine, el cine espectáculo al margen de presupuestos mastodónticos y pretensiones de trascendencia que, irónicamente, ha acabado trascendiendo sus propias limitaciones y convirtiéndose en objeto de culto. Cine libre de complejos, impermeable a las críticas, elusivo frente la ortodoxia académica y, sobre todo, terriblemente divertido.
En el libro 'Los iconos de la serie B' (T&B Editores, 2016), José de Diego hace un repaso por los directores, productores, guionistas e intérpretes que marcaron la filmografía del cine de bajo presupuesto y a los que, con el tiempo, les ha llegado el reconocimiento de los amantes del género. Un homenaje a aquellos directores que consiguieron levantar proyectos con una financiación mínima y una pasión máxima. A aquellas musas que se destaparon una y otra vez en un tiempo en el que mostrar el cuerpo desnudo era una forma de trasgresión y a aquellos artesanos del medio que, poco a poco, labraron a través de estas producciones su camino hasta llegar a la cima del cine convencional.
Desde el "cinéma bis, como lo llaman los franceses", pasando por "una serie casi infinita de combinaciones que hacen referencia a otras tantas variantes" como el 'sexplotaition' -"si gira en torno al sexo y el reclamo erótico"-, 'blaxploitation' -"la modalidad protagonizada por negros"-, la 'bruceploitation' -"filmes de artes marciales con émulos-clones de Bruce Lee"-, hasta la 'nunxploitation' -películas protagonizadas por monjas-, como explica De Diego en su libro, ilustrando las múltiples subclasificaciones dentro del género.
La siguiente galería recuerda a algunos de los nombres más representativos que conforman el paseo de la fama de la cara menos conocida del séptimo arte.