Los secretos de los mejores retratos de Alberto Schommer

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Schommer en el estudio de su casa en 2014. (Enrique Villarino)
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Schommer en el estudio de su casa en 2014. (Enrique Villarino)

Alberto Schommer, Monseñor Tarancón, cardenal 1969
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Alberto Schommer, Monseñor Tarancón, cardenal 1969

Mario Conde, Ana Tutor, Luis Roldán, Fernando Savater, Cristina Alberdi, Claudio Aranzadi, Joaquín Almunia. Alberto Schommer
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Mario Conde, Ana Tutor, Luis Roldán, Fernando Savater, Cristina Alberdi, Claudio Aranzadi, Joaquín Almunia. Alberto Schommer

Gregorio López Bravo, Alberto schommer
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Gregorio López Bravo, Alberto schommer

Los Reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía, Alberto Schommer
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Los Reyes de España, Don Juan Carlos y Doña Sofía, Alberto Schommer

Salvador Dalí, Alberto Schommer
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Salvador Dalí, Alberto Schommer

Adolfo Suárez retratado con una incógnita dibujada en su frente.
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Adolfo Suárez retratado con una incógnita dibujada en su frente.

José Hierro, Alberto Schommer
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José Hierro, Alberto Schommer

Imagen de los candidatos de Alianza Popular en 1977
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Imagen de los candidatos de Alianza Popular en 1977

Ramón Castroviejo, oftalmólogo, , Alberto Schommer
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Ramón Castroviejo, oftalmólogo, , Alberto Schommer

El escritor José Luis López Aranguren, Alberto Schommer
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El escritor José Luis López Aranguren, Alberto Schommer

Francisco Ayala, Alberto Schommer
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Francisco Ayala, Alberto Schommer

Andy Warhol, Alberto Schommer
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Andy Warhol, Alberto Schommer

Rafael Alberti, escritor. Alberto Schommer
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Rafael Alberti, escritor. Alberto Schommer

Eduardo Chillida, Alberto Schommer
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Eduardo Chillida, Alberto Schommer

Alberto Schommer, Bodegón 1960
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Alberto Schommer, Bodegón 1960

Juana Mordo, Alberto Schommer
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Juana Mordo, Alberto Schommer

Alberto Schommer, José Luis López Vázquez, actor 1973
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Alberto Schommer, José Luis López Vázquez, actor 1973

Schommer en el estudio de su casa en 2014. (Enrique Villarino)
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Schommer en el estudio de su casa en 2014. (Enrique Villarino)

Españoles: Alberto Schommer ha muerto.

El fotógrafo, nacido en Vitoria en 1928, ha pasado a la historia del imaginario español por sus retratos “psicológicos” de los protagonistas sociales y políticos del tardofranquismo, la Transición y la democracia.

Tiempo pues para recordar la intrahistoria de alguna de estas fotografías.

Todo empezó cuando el diario ABC le encargó (1972) unos retratos de “chicas guapas”. El fotógrafo tomó una decisión que cambiaría el rumbo de la fotografía española: no hacer caso al encargo/hacer una cosa completamente diferente a lo que le habían pedido, como un retrato de Gregorio López Bravo, ministro de Asuntos Exteriores vinculado al Opus Dei, con un bebé en brazos. Al ABC le gustó la idea y publicó las fotos. Había nacido la leyenda de Schommer.

“Un día, caminando por la calle Serrano, vi cómo un coche enorme, oficial, se paraba junto a mí y de él bajaba López Bravo. Me contó que, al acabar un Consejo de Ministros, Franco les había dicho que, mientras ocuparan el cargo, no podían posar para 'ese fotógrafo extranjero'", contó una vez Schommer.

"Franco sabía que estaba metiendo el dedo en la llaga", añadió en otra ocasión.

De esa época es otra fotografía para la historia: la del cardenal Tarancón. "Le hice sujetar una soga a Tarancón y me dijo: '¿No vendrás a ahorcarme'?".  

Luego llegarían sus retratos para El País. Fotografías de los personajes relevantes del país que funcionaban, a su vez, como retrato psicológico de las luces y sombras de la democracia española.

“Cuando ponía la cámara frente a ellos, ya sabía lo que pensaban y cómo eran porque había preparado mucho las sesiones. No es el caso de Mario Conde, porque me citó él y me llevaron a su despacho. Preparé todo y cuando acabábamos de empezar le llamaron por teléfono. Estuvo hablando como media hora y al regresar dijo que no quería hacer la sesión. Tuve que arreglarme con las pocas que había hecho antes, en las que aparece apoyado en una silla con una tela detrás. No es una imagen crítica, es la foto de un hombre que quería ser mimado e intentó embaucar al Rey. Y si no es por Sabino Fernández Campo, lo habría logrado. Pero le diré que no es posible engañar a la cámara. Podían venir sonrientes, pero poco a poco les hacía ponerse serios y terminaba por aparecer su rostro real”, zanjó el fotógrafo.

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