Alberto Corazón, el dios de la imagen de las pequeñas cosas

  • Pantalla completa
1 de 18
Comparte la fotografía
2 de 18
Comparte la fotografía
3 de 18
Comparte la fotografía
4 de 18
Comparte la fotografía
11E
5 de 18
Comparte la fotografía
6 de 18
Comparte la fotografía
7 de 18
Comparte la fotografía
8 de 18
Comparte la fotografía
9 de 18
Comparte la fotografía
10 de 18
Comparte la fotografía
11 de 18
Comparte la fotografía
12 de 18
Comparte la fotografía
13 de 18
Comparte la fotografía
14 de 18
Comparte la fotografía
15 de 18
Comparte la fotografía
16 de 18
Comparte la fotografía
17 de 18
Comparte la fotografía

Alberto Corazón forma parte de la memoria visual de España sin que muchos lo sepan. De sus manos han salido multitud de imágenes que han forjado la memoria colectiva de este país como los logos de la ONCE, Renfe Cercanías, Ducados, las portadas de los libros de EGB de Anaya o el teléfono Domo.

La muestra Alberto Corazón. Diseño: la energía del pensamiento gráfico. 1965-2015, que se puede ver en la Fundación Telefónica hasta el 4 de octubre, recoge más de medio siglo de sus diseños a través de 132 carteles, 115 imágenes y bocetos y 145 logos, objetos y maquetas. Una retrospectiva que traza un recorrido por la evolución del diseño español y del lenguaje gráfico.

"El punto de partida del diseño como profesión estuvo provocado por la Revolución Industrial, que transformó nuestra realidad natural en un entorno de objetos y signos", comenta Corazón, para el que "diseñar es la herramienta que tenemos para optimizar nuestra relación con ellos". "El diseñador no es un artista, es un profesional", añadió. "El diseñar debe ser una actividad inteligente".

El libro, asegura, fue el detonante de esta revolución, pero fue el cartel, "saludado en los inicios del siglo XX como un puñetazo en el ojo, un grito en los muros de la ciudad, iluminó la calle con sus reclamos publicitarios en un entorno urbano gris y carente de estímulos, cambiando radicalmente el entorno". En este siglo XXI, asegura el diseñador que ha creado carteles para el Centro Dramático Nacional, el Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid o la Compañía Nacional de Teatro Clásico, ha vivido una segunda edad dorada.

Aunque, sin duda, los logotipos nacidos en su mente son lo más distintivo del trabajo de Corazón al igual que buena parte del mobiliario que ha ido creando para las estaciones de Cercanías o las marquesinas del Consorcio de Transportes de la Comunidad de Madrid

Cultura

Lo más leído