Richard Ford, el dibujante de la España del XIX

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El dibujo de Richard Ford 'Toledo. Vista hacia San Juan de los Reyes'.
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El dibujo de Richard Ford 'Toledo. Vista hacia San Juan de los Reyes'.

Richard Ford inmortaliza Sevilla vista desde la Cartuja
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Richard Ford inmortaliza Sevilla vista desde la Cartuja

'Granada. Alhambra. Nicho en la entrada del Salón de los Embajadores (Escena orientalista)', de Ford
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'Granada. Alhambra. Nicho en la entrada del Salón de los Embajadores (Escena orientalista)', de Ford

El acueducto de los Milagros de Mérida (Badajoz)
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El acueducto de los Milagros de Mérida (Badajoz)

Vista de la Alhambra desde la cuesta del rey Chico dibujada por Richard Ford
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Vista de la Alhambra desde la cuesta del rey Chico dibujada por Richard Ford

Dibujo de la iglesia del monasterio de Santa Paula, de Sevilla
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Dibujo de la iglesia del monasterio de Santa Paula, de Sevilla

Lápiz, tinta y acuarelas son los materiales con los que Richard Ford fue retratando la España del siglo XIX. Una exposición, organizada por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Fundación Mapfre, reúne desde hoy y hasta el 1 de febrero los dibujos que hizo Richard Ford en sus viajes por España entre 1830 y 1833.

La exposición presenta más de 200 dibujos inéditos hasta ahora, del medio millar que hizo en nuestro país, y pretende dar cuenta de una España que al viajero hispanista fascinaba e incomodaba. Estos dibujos complementan su conocida obra Manual para viajeros por España y lectores en casa (1844), un libro de referencia de la literatura de viajes del XIX pero en el que no incluyó ninguna de estas imágenes creadas por él a vuela pluma, con lápices y trazos sencillos.

Ford vivió tres años en España junto a su esposa Harriet. Le interesaba su "alma exótica, con un pie en Oriente" frente a la dura realidad rural, pobre y atrasada, según explicó el comisario de la muestra, Javier Rodríguez Barberán.

La mayor parte de los dibujos son miniaturas y permiten reconstruir la imagen de España, tal como era en los años posteriores a la guerra contra Napoleón y al inicio de la moderna ciudad decimonónica, un adelanto prefotográfico que radiografía los paisajes, tanto rurales como urbanos que, hasta ese momento, solo eran "fondos" de pinturas.

Son las impresiones de un viajero que aún no sabe que dedicará su vida a "las cosas de España", según sus propias palabras, y por eso ahí están desde los detalles más pequeños de una siega a sus paseos a caballo "disfrazado" de lugareño. No sólo es un fotógrafo antes de la fotografía (...), sino que abre su objetivo ante lugares y situaciones que tardarán en ser fijados en el negativo", apuntó el comisario.

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