Cada vez que una superproducción americana llega a las salas, anuncia a bombo y platillo su presupuesto. 200 millones de dólares es lo que, actualmente, suele costar una película llena de efectos especiales, grandes actores y una gran campaña de promoción.
Parece que los largometrajes actuales son los únicos que han derrochado millones en busca de arrasar en taquilla, pero ¿qué ocurriría si se ajustasen todos los presupuestos de las grandes producciones a la inflación? ¿Habría alguna película clásica que se colara entre los filmes más costosos? ¿Cuál sería su recaudación global?
Esto es lo que ha querido desvelar Business Insider, que ha hecho el ranking de todos los títulos que más gastaron en su gestación.