Antoni Arissa, el rescate de un artista inesperado

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Tres en escalera, 1930-1936, Archivo Arissa, Fundación Telefónica
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Tres en escalera, 1930-1936, Archivo Arissa, Fundación Telefónica

En el bosque 2, 1923 1929, Colección Telefonica
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En el bosque 2, 1923 1929, Colección Telefonica

Composición 2, 1930-1936, Archivo Arissa, Fundación Telefónica
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Composición 2, 1930-1936, Archivo Arissa, Fundación Telefónica

Leyendo TBO. 1932 Archivo Arissa. Fundación Telefónica
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Leyendo TBO. 1932 Archivo Arissa. Fundación Telefónica

La conversacion, 1923-1929, Colección Telefonica
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La conversacion, 1923-1929, Colección Telefonica

En la cúspide, 1933, Archivo Arissa, Fundación Telefónica
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En la cúspide, 1933, Archivo Arissa, Fundación Telefónica

En la feria 1, 1930-1936, Colección Telefonica
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En la feria 1, 1930-1936, Colección Telefonica

Paleta de pintor. 1930‐1936. Archivo Arissa. Fundación Telefónica
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Paleta de pintor. 1930‐1936. Archivo Arissa. Fundación Telefónica

Tipografia Arissa, 1930-1936, Colección Telefonica
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Tipografia Arissa, 1930-1936, Colección Telefonica

El perseguido, 1930-1933, ColeccionTelefonica
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El perseguido, 1930-1933, ColeccionTelefonica

Madre, carro y niño, 1923-1929, Archivo Coleccion Telefonica
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Madre, carro y niño, 1923-1929, Archivo Coleccion Telefonica

Las manos, 1930-1936, ColeccionTelefonica
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Las manos, 1930-1936, ColeccionTelefonica

Mundial, 1930-1936, Coleccion Telefonica
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Mundial, 1930-1936, Coleccion Telefonica

El beso, 1930-1936, Coleccion Telefonica
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El beso, 1930-1936, Coleccion Telefonica

De la calle deshabitada aparece un hombre perseguido por una sombra sin dueño. Viene directo hacia aquí, abrigado hasta la cabeza y con las manos en los bolsillos. La mañana parece fría, aunque el sol recorta su perfil sobre la ciudad. Atrás queda la bruma. ¿De dónde habrá salido? ¿De dónde viene? ¿Dónde estabas escondido, Antoni Arissa? Ha tardado ochenta años en llegar hasta nosotros, en un viaje milagroso que empezó en el desmantelamiento de la casa familiar a su fallecimiento. Algunos negativos se salvaron de la limpieza, pero la mayoría fueron a parar a la basura. Este final nos suena. La familia reconoce a este periódico que no supieron valorar lo que había acumulado el impresor, tipógrafo y fotógrafo. 

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