10 hábitos cotidianos que haces mal. Desde comer una manzana hasta usar mal el cepillo

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Usar correctamente la pasta de dientes
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Usar correctamente la pasta de dientes

Los fabricantes muestran siempre en sus anuncios imágenes donde se aplica una gran cantidad del producto sobre el cepillo. El propósito de presentarlo así es doble: desde un punto de vista publicitario es más estético y al mismo tiempo se fomenta el consumo con este desperdicio. Sin embargo, emplear una gran cantidad de dentífrico ocasiona el efecto contrario al deseado ya que se genera demasiada espuma en la boca, dificultando el cepillado, que es lo realmente importante de la higiene bucal.

Untar la mantequilla
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Untar la mantequilla

La mantequilla tiene que conservarse en el frigorífico, pero si queremos emplearla después sobre las tostadas, extenderla puede resultar un auténtico infierno. En este caso, la solución es tan simple como pasarla por un rallador de queso.

Conservar bien los plátanos
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Conservar bien los plátanos

Si no quieres que se pongan demasiado maduros, meterlos en la nevera no es quizás lo mejor. Lo primero que hay que hacer es conservarlos en forma de racimo, y no separados. Basta, por último, poner un poco de film transparente en el rabito o pedúnculo, retrasando de esta forma el proceso de oxidación del fruto.

Apoyar los cubiertos de madera
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Apoyar los cubiertos de madera

Una vez empleados para remover la pasta o el arroz nos hallamos ante el dilema de dónde dejarlos. La solución se encuentra delante de nosotros. Las sartenes disponen de un ojo en los bordes donde se puede insertar el extremo de la cuchara de madera cuando no se usa.

Abrir los pistachos
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Abrir los pistachos

Son tan caros que nadie está dispuesto a desperdiciar ni siquiera uno. No obstante, siempre hay alguno imposible de abrir que no cede nunca ante nuestros esfuerzos. El truco más simple para doblegar tales frutos secos rebeldes consiste en servirse de la cáscara de otro pistacho para hacer palanca.

Romper un coco
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Romper un coco

A muchos les chifla el dulce sabor de su carne, pero reniegan a veces de este placer ante el esfuerzo que implica quebrar la dura cáscara. Para ahorrar esfuerzo, basta sacar primero el agua interior utilizando un sacacorchos en uno de los tres ojos del fruto tropical. Precalentamos después el horno entre 180 y 200 grados y ponemos el coco en el electrodoméstico durante solo cinco minutos. Tras dejarlo enfriar durante 20 minutos romperlo se convertirá en algo mucho más simple.

Comer patatas de bolsa
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Comer patatas de bolsa

Los devotos de este snack estarán hartos de acabar siempre con las manos embadurnadas en aceite cuando tienen que acceder a aquellas patatas que se quedan en el fondo del envoltorio. La solución en estos casos pasa por algo tan simple como ir enrollando poco a poco el contenedor, desde la parte inferior, de forma tal que las patatas salgan por sí solas por la abertura.

Tachar una palabra
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Tachar una palabra

Cuando nos lamentamos de lo que hemos escrito en un examen tendemos a emborronar el texto para que no se entienda el error. Tachar el fallo con una simple línea tampoco evitará que la palabra o la frase no resulte legible. En su lugar, basta escribir otras letras encima, de esta manera resultará mucho más difícil descifrar los términos originales.

Limpiar las setas
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Limpiar las setas

Lo normal es que estos alimentos que crecen a la sombra de los árboles lleguen a la encimera de nuestra cocina cubiertos de tierra. Colocar las setas debajo del grifo solo conseguirá que pierdan buena parte de su sabor. La manera óptima consiste en retirar los restos de arena y las manchas con un paño húmedo.

Comer una manzana
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Comer una manzana

Acabamos este artículo con un toque de humor. Frente al símbolo del fruto mordido que ha marcado tanto el pecado original como el logotipo de una gran empresa tecnológica, empezar a comer este fruto desde los lados no permite aprovecharlo por completo. Hacerlo de este modo dificulta que se llegue hasta las partes más cercanas al corazón. Descartamos de media un 30% de cada manzana que tomamos. Para remediarlo, ‘Food Beast’ nos demuestra en este vídeo que lo correcto sería comenzar desde la parte inferior… Si bien la operación podría resultar un poco indigesta.

Las costumbres reflejan la necesidad que tenemos de no tener que reflexionar sobre todo lo que hacemos a diario. Por eso, que algo se convierta en un hábito no significa, precisamente, que se esté haciendo bien. Nos resulta cómodo efectuar algunas tareas de manera automática, pero ¿y si te dijéramos que puedes estar realizando mal muchos quehaceres cotidianos?

Una rutina se puede convertir en una manía, y aunque todo el mundo haga algo del mismo modo, también la colectividad a veces se equivoca. Con el fin de modificar estos vicios, te invitamos a repensar diez simples acciones, ofreciéndote la alternativa que resulta más eficiente.

Alma, Corazón, Vida