10 trucos para recordar todo lo que lees

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Revisa primero el texto
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Revisa primero el texto

Ve de lo general a lo particular. Mira el índice y pasa después las páginas para comprobar cómo está estructurado el texto. Toma algunas ideas fundamentales y fíjate en las palabras clave para saber qué es lo que te espera.

Subraya y escribe notas en la página
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Subraya y escribe notas en la página

Para leer bien, hay también que escribir. No te enfrentes a un libro sin tener a mano un lápiz. Subraya las frases que te parecen más interesantes o confusas. Pon signos o indicadores en las líneas o párrafos que te resulten más relevantes. Ilustra las ideas con notas o incluye flechas y diagramas que relacionen conceptos.

Piensa sobre lo que has leído
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Piensa sobre lo que has leído

La lectura no es ni mucho menos una actividad pasiva. Tener una actitud hacia el texto te ayudará a mejorar la memorización. Hazte preguntas a ti mismo acerca de lo qué estás leyendo y saca ideas generales. Intenta reformular un concepto en tu mente si no lo entiendes. Aparta un momento la vista del libro para reflexionar sobre lo que has leído.

Repite
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Repite

Cuanto más lees, más posibilidades tienes de grabar las palabras en tu mente. Subraya las frases fundamentales y vuelve a ellas todas las veces que necesites. Repite, repite, repite...

Canta y muévete
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Canta y muévete

Antiguamente en el colegio nos hacían memorizar los ríos o los límites de España utilizando una cantinela. Algunos profesores se muestran favorables a recuperar estás técnicas que actualmente no están muy bien vistas, pero que son tremendamente eficientes, sobre todo si hay que recordar las cosas al pie de la letra. Otra técnica interesante es leer mientras te desplazas de un lado al otro de la habitación, en vez de permanecer sentado. Los movimientos repetidos ayudan a grabar con más facilidad lo que estás aprendiendo.

Asocia
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Asocia

Visualiza los temas, transfórmalos en metáforas o imagínate participando en las situaciones. Otra técnica muy efectiva es conectar lo que estás leyendo con lo que ya conoces. Por ejemplo, el nombre del protagonista de un libro, o el de una personalidad relevante que tienes que recordar, puede parecerse al de un amigo o conocido.

Expón lo aprendido en voz alta
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Expón lo aprendido en voz alta

Si tienes algún familiar dispuesto a escuchar lo que has aprendido, pídele ayuda: basta que se siente delante tuya y se quede callado mientras les sueltas toda la perorata. Si tu ayudante además participa y hace preguntas, mejor que mejor. Si no encuentras ningún colaborador, imagínate que estás delante de una audiencia y haz como si le contaras tu particular sermón. Si ninguna de estas opciones te convence, leer en voz alta es también una buena técnica. Pronunciar nombres, fechas o términos complicados ayuda mucho a la memoria.

Lee en papel
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Lee en papel

La atención delante de una pantalla no es la misma que delante de un folio o de un libro. Aunque los 'E-readers' intentan simular en lo la experiencia de la lectura, un estudio publicado hace un par de años desvela que las personas que leen una novela en formato digital la recuerdan peor que aquellos que utilizan el libro tradicional. La autora del estudio, Anne Mangen, señala a ‘The Guardian’ la importancia de aspectos como la sensación táctil de las páginas, o el olor, que se quedan grabados en el cerebro y ayudan a recordar los contenidos.

Tómate un descanso
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Tómate un descanso

Nuestro cerebro tiene un límite y si acaba saturándose, continuar con los ojos fijos en la lectura puede ser hasta contraproducente. De media, una persona puede permanecer 45 minutos con un óptimo nivel de concentración. Toma, por consiguiente, descansos de 10 o 15 minutos cada tres cuartos de hora para recargar las pilas.

Elige el momento del día más adecuado
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Elige el momento del día más adecuado

Cada persona tiene sus ritmos. La mente de algunos funciona mejor a primera hora, mientras otros consiguen optimizar su trabajo antes de acostarse. Curiosamente, los momentos más productivos suelen ser estos dos extremos, ya que el resto del día la mente está actualizando continuamente la memoria a corto plazo, causando que mucha información se pierda. También durante el día el cerebro se sobrecarga de datos y el espacio para nuevos contenidos es más limitado.

Si estás en época de exámenes te interesa saber cómo puedes optimizar las horas de esfuerzo que pasas delante de los libros. La memoria es bastante falible y si al acabar esta galería no recuerdas ni siquiera qué tenías que hacer para mejorarla, no te asustes: se estima que perdemos la mayor parte de la información de nuestras lecturas. En concreto, solo conservamos alrededor de un 10%.

Existen, con todo, herramientas que permiten mejorar el rendimiento a la hora de recordar aquello que leemos o que tenemos que estudiar. Te presentamos 10 secretos en los que apoyarte.

Alma, Corazón, Vida