Cuando quedamos con alguien solemos hacer tres cosas: hablar, beber y comer. Y cualquiera de las tres puede darnos problemas. Si nos invitan a una cena no nos queda más remedio que aceptar lo que se sirve en la mesa, pero si podemos elegir, es mejor evitar una serie de alimentos que pueden causar estragos en nuestro estómago, provocar mal aliento, hacer que nos manchemos o ponernos en un aprieto protocolario.
Alejarse de estas comidas es especialmente importante si tenemos una primera cita, en la que, sin quererlo ni beberlo, podremos dar una mala impresión sólo por escoger incorrectamente lo que vamos a llevarnos a la boca, pero es mejor evitarlas en cualquier evento social en el que no haya gente de total confianza.
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