Las 10 gráficas que nos enseñan cuándo dejamos de comer como debemos comer

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El consumo de azúcar se disparó en la segunda mitad del siglo XIX (y no ha dejado de crecer)
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El consumo de azúcar se disparó en la segunda mitad del siglo XIX (y no ha dejado de crecer)

El gráfico muestra el consumo de azúcar en los países desarrollados, que en algunos países llega a ser de 67 kg por año y ciudadano. Esto equivale a 500 calorías de azúcar al día. La cantidad diaria recomendada es 150. Hay científicos que culpan, casi en exclusiva, al consumo de azúcar y los carbohidratos complejos del aumento de la obesidad . Pero el exceso de azúcar no sólo nos hace más gordos, además hace que se eleven los niveles de colesterol y triglicéridos y puede empujarnos a padecer diabetes. Fuente: American Journal of Clinical Nutrition .
El consumo de refrescos y zumos no ha dejado de aumentar
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El consumo de refrescos y zumos no ha dejado de aumentar

Los refrescos y los zumos de frutas –que pese a su buena prensa tienen niveles de azúcar similares a estos– están entre los principales culpables del aumento en el consumo de azúcar. Esta gráfica del Departamento de Agricultura de EEEU, muestra cómo el consumo de refrescos (no lights) y zumos no ha dejado de aumentar desde los años 70, mientras ha disminuido el consumo de leche, que, quizás, no era tan mala como pensábamos. Fuente: United States Department of Agriculture - Economic Research Service.
El consumo de calorías por día ha aumentado un 20%
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El consumo de calorías por día ha aumentado un 20%

La gráfica está realizada con datos de EEUU, pero el aumento es similar al del resto de países desarrollados. El consumo diario de calorías ha estado aumentando desde los años 70, aunque a partir de 2000, quizás debido a todas las campañas públicas dirigidas a frenar la obesidad, parece que está descendiendo. Esta bajada, sin embargo, no parece estar traduciéndose en unas menores tasas de obesidad, probablemente debido al sedentarismo. Fuente: Dr. Stephan Guyenet. The American Diet. 2012.
Hemos cambiado el consumo de grasas tradicionales por grasas procesadas
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Hemos cambiado el consumo de grasas tradicionales por grasas procesadas

En los últimos años se ha abierto un debate que domina todas las discusiones sobre nutrición: ¿Es la grasa tan mala como pensamos? Según numerosos investigadores, las grasas saturadas de la mantequilla, el queso o la carne roja no son tan perjudiciales para el corazón ni la dieta como se creía hasta ahora. Por el contrario, sus sucedáneos como la margarina, parecen tener más perjuicios que beneficios, dado que son ricos en ácidos grasos omega-6, que contribuyen a la inflamación de las arterias, la causa real, según numerosos cardiólogos, del riesgo cardiovascular. Fuente: Dr. Stephan Guyenet. The American Diet. 2012
Auge y caída de la margarina
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Auge y caída de la margarina

Este gráfico muestra de forma más clara el cambio en el papel que las distintas grasas han tenido en nuestra dieta. Desde la invención de la margarina (un sucedáneo creado para obtener algo similar a la mantequilla, pero de origen vegetal) su consumo no dejó de subir hasta los años 90. Ahora parece que está en caída libre y la mantequilla está experimentando un ligero repunte. ¿Son modas o está relacionado con una mayor preocupación por la salud? Lo cierto es que, según apuntan todos los estudios, la mantequilla es en realidad más saludable, pues no contiene grasas hidrogenadas, grasas de origen vegetal que en nuestro organismo se comportan como grasas saturadas, y son cada vez más criticadas.
El trigo moderno es menos nutritivo que sus variedades tradicionales
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El trigo moderno es menos nutritivo que sus variedades tradicionales

El trigo constituye el cereal básico de las dietas occidentales, y en concreto la mediterránea. A simple vista, cuando pasamos con el coche por las carreteras de Castilla, nos puede parecer igual que el de hace un siglo, pero no lo es. Las variedades de trigo moderno, tal como muestra esta gráfica, contienen entre un 19 y un 28% menos minerales, como el magnesio, el hierro, el cinc y el cobre, que en los 60, cuando empezaron a implantarse las nuevas variedades. Fuente: Journal of trace elements in medicine and biology .
El consumo de huevos ha estado descendiendo hasta 2000
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El consumo de huevos ha estado descendiendo hasta 2000

Al igual que las grasas saturadas, los huevos han pasado por todo un proceso de crítica infundada que ha hecho que su consumo disminuya notablemente, aunque ahora parece que se está recuperando. Comer un huevo al día no es para nada malo, fue una creencia popular que se extendió en la década de los ochenta dado su alto contenido en colesterol, que por entonces se catapultó como el gran peligro de nuestra alimentación. Es cierto que el huevo contiene mucho colesterol pero también posee su propio antídoto, la lecitina, una grasa que favorece el control del colesterol evitando que se adhiera a las paredes arteriales y desplazándolo hacia los lugares donde se metaboliza.Fuente: United States Department of Agriculture.
El consumo de alimentos procesados no ha dejado de crecer
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El consumo de alimentos procesados no ha dejado de crecer

Otra gráfica que corresponde a EEUU, pero no es muy distinta a la que saldría con los (inexistentes) datos españoles. La realidad es que cada vez comemos más fuera de casa, muchas veces en cadenas de comida rápida y, además, cocinamos menos. Además, aunque no aparece en la gráfica, el consumo de platos precocinados no ha dejado de crecer. Muchos culpan directamente a este tipo de preparados de la actual epidemia de obesidad . Fuente: Dr. Stephan Guyenet. The American Diet. 2012
Ha cambiado el tipo de grasa que tenemos en el cuerpo
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Ha cambiado el tipo de grasa que tenemos en el cuerpo

Muchas de las grasas procesadas, presentes en todo tipo de aperitivos, bollos y panes, son ricas en ácidos grasos omega 6, u ácido linoleico. Este es un ácido graso esencial para el ser humano, pero se puede obtener de diversas formas. En concreto, cuando se usa en alimentos procesados el ácido debe ser saturado con hidrógeno, lo que se conoce como grasas trans, que el organismo confunde con grasas saturadas y las incorpora a las paredes celulares, causando un gran daño. Su presencia en el cuerpo, como se puede observar en la gráfica, no ha dejado de crecer.Fuente: Dr. Stephan Guyenet. The American Diet. 2012.
Las dietas bajas en grasas empezaron a promoverse al mismo tiempo que creció la obesidad
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Las dietas bajas en grasas empezaron a promoverse al mismo tiempo que creció la obesidad

En los años 70 se empezaron a tomar las primeras políticas publicas sobre nutrición en las que se demonizó la grasa, retirándola a la cúspide de la pirámide alimenticia y condenado su consumo, pues era el alimento más calórico. Este gráfico parece dar la razón a todos aquellos que aseguran que esta idea es equivocada, pues fue en ese momento cuando empezó a aumentar la obesidad. La idea es sencilla: en el momento en que se condenó el consumo de grasas se potenció el de carbohidratos que, en realidad, son más perjudiciales. Pese a esto, las recomendaciones dietéticas apenas han cambiado .Fuente: National Center for Health Statistics.

España es el país de Europa con mayor tasa de obesidad: la sufren uno de cada cuatro adultos y casi uno de cada tres niños. Hemos alcanzado el dudoso honor de ser el país europeo con mayor porcentaje de obesidad en adultos, aproximándonos a Estados Unidos, además de ser el país del mundo con mayor obesidad infantil.

Por supuesto, no estamos solos. El impacto de la obesidad ha crecido en todo el mundo y, con él, el de la diabetes tipo 2 y las enfermedades cardiovasculares, íntimamente relacionadas. Las razones por las que estamos engordando son múltiples y, aunque el sedentarismo tenga gran parte de culpa, el cambio en la dieta es el factor más importante. Y éstas son las gráficas, extraídas directamente de los estudios científicos, que explican el cambio en nuestra dieta.

Alma, Corazón, Vida