PRUEBA RENAULT GRAND SCENIC dCi 130 CV

Renault Grand Scenic, un monovolumen de siete plazas para vivir dentro de él

De las cinco motorizaciones disponibles en la gama con hasta 160 caballos, probamos la versión más vendida con el motor diesel de 130 caballos y el cambio manual

Por

Carlos Cancela

Vídeo: Itxaso González

28/04/2017 - 05:00 Actualizado: 28/04/2017 - 17:06

El Renault Grand Scenic es el vehículo ideal para familias con hijos que buscan un coche con el que hacer sus desplazamientos los fines de semana, pero que al mismo tiempo también necesitan utilizar el vehículo para el día a día. Por sus dimensiones permite ambas utilizaciones, gracias a sus 4,63 metros, que no le hacen un coche demasiado grande y difícil de manejar en ciudad, pero si ofrece una buena habitabilidad interior.

Contrariamente a lo que ocurría en anteriores generaciones del Grand Scenic, en la actual todos tienen las siete plazas. Eso sí, las dos traseras van siempre escondidas bajo el piso del maletero, lo que hace que este monovolumen sea un modelo pensado básicamente para ofrecer cinco plazas amplias y un gran maletero, y solo ocasionalmente para usar las 7 plazas. En concreto son 533 litros, pero muy útiles porque las formas del maletero son muy rectas, sin punto ciegos, y la carga es perfecta por el acceso directo al plano de carga sin umbrales y por su gran portón.

Versatilidad es la palabra clave en este tipo de vehículos y en este sentido el Grand Scenic resulta muy bueno frente a su competencia. En el lado izquierdo del maletero encontramos un cuadro de mandos que permite plegar de manera independiente los asientos de la segunda y tercera fila en función de las necesidades de cada momento. Una operación muy sencilla. La banqueta de la segunda fila está repartida de manera que hay un asiento independiente y el otro es doble. Esto hace que en función del maletero que necesitemos podemos plegar el grande o el pequeño. Y en los asientos de esta segunda fila se puede ajustar la inclinación de los respaldos y también se pueden deslizar longitudinalmente.

A nivel mecánico sin duda lo más sorprendente de este nuevo Grand Scenic, como de su hermano de cinco plazas, es que lleva unos neumáticos de medida un poco extraña, ya que van montados sobre una llanta de 20 pulgadas pero son neumáticos bastante estrechos. Pero tras conducirlo durante unos kilómetros se comprueba que su estabilidad es muy buena y que esas ruedas no repercuten en el confort de los ocupantes, incluso cuando se circula con las siete plazas ocupadas.

Por lo que respecta a su cuadro de instrumentos, a la posibilidad de elegir diferentes modos de conducción en busca de un comportamiento más dinámico, o de uno más confortable o del menor consumo, o a sus ayudas a la conducción como control de crucero adaptativo o frenado de emergencia con detección de peatones, son las mismas que emplean el resto de los nuevos modelos de Renault, el Talisman, el Espace o toda la familia Megane. Con ello, cuenta con un equipamiento completo y muy moderno pensado para facilitar la vida del conductor en todos sus desplazamientos.

El nuevo Grand Scenic es un vehículo muy bien pensado, enfocado hacia una utilización familiar, pero que ofrece todas las posibilidades de utilización en función de las necesidades de cada momento, y siempre con las siete plazas que aunque no se usen con frecuencia siempre estarán ahí para salir de una emergencia. La diferencia entre un Scenic y un Grand Scenic, además de las siete plazas de éste último, son los 25 cm más de carrocería que tiene y, en cuanto a su precio, son 1.300 euros de suplemento por las dos plazas adicionales.

Por lo que respecta a sus opciones de motorización, dos mecánicas de gasolina con 115 y 130 caballos y en diesel tras alternativas con 110, 130 y 160 caballos, este último con doble turbo. El cambio es manual de seis marchas salvo en el de 160 caballos en el que se incorpora de serie el de doble embrague que es opcional en otras variantes.