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La revolución pendiente de Citroën
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CITROËN C4 CACTUS E–HDI 92 CV ETG

La revolución pendiente de Citroën

La marca francesa lanzó hace unos meses al mercado su modelo C4 Cactus, un vehículo muy revolucionario por su aspecto, por su equipamiento, por su comportamiento

La marca francesa lanzó hace unos meses al mercado su modelo C4 Cactus, un vehículo muy revolucionario por su aspecto, por su equipamiento, por su comportamiento y hasta por su concepto de vehículo, intermedio entre un todocamino, un monovolumen y un modelo compacto. Es una mezcla extraña pero bastante útil, con un precio razonabley con unos consumos muy, pero que muy bajos.

Citroën siempre ha sido una marca muy revolucionaria e innovadora, y su historia está cargada de grandes hitos para la automoción. Fue, con el 11 Ligero, el primer fabricante que hizo en gran serie un coche de tracción delantera cuando hasta entonces hasta los más pequeños eran de tracción posterior. También fue muy innovadora con el DS, el famoso Tiburón, un vehículo con faros direccionales en los años sesenta y con suspensión y dirección hidráulica.

Otra de las grandes leyendas de la marca del doble chevron fue el dos caballos, uno de los coches legendarios del mundo de la automoción. Y también otros modelos innovadores, tales como el Dyane, o el GS, o el CX o el Xantia. Todos eran coches distintos, con personalidad, que marcaban muchas diferencias con el resto de vehículos del momento.

En los últimos años, y con la salvedad de lanzar la línea DS en la que se integran vehículos con un equipamiento muy completo y un estilo diferenciado, en realidad Citroën se había convertido en una marca algo más normal. Pero esto cambia con el nuevo C4 Cactus, un vehículo totalmente distinto y revolucionario, que hace a la marca retomar el camino de la innovación.

Lo primero que le hace diferente es su estilo con sus airbumps, una especie de almohadillas exteriores de color negro que incorporan en su interior pequeñas cápsulas de aire. Con ello, estas zonas de la carrocería pueden aguantar pequeños golpes habituales en la ciudad y evita con ello visitas al taller. Pero lo más importante es que estos elementos le dan una personalidad muy marcada al coche. Lo más importante es que no se ofrece un C4 Cactus sin estos airbumps.

Esa es la primera gran diferencia, pero también lo es su estilo todocamino. Esas protecciones frontales y laterales, y también la de los pasos de rueda le dan un aspecto de vehículo con ciertas posibilidades camperas. Estas, por cierto, se limitan a una altura ligeramente mayor al suelo frente a un modelo compacto convencional, pero no ofrece ni como una opción la tracción 4x4.

Todo esto, sus airbumps, sus protecciones en los pasos de rueda y demás, le dan un aspecto único en el mercado, pero aún así la marca quiere reforzar un aspecto diferente y para ello incorpora unos colores muy llamativos. Sobre todo, y como un buen ejemplo el de nuestra unidad de pruebas, un amarillo muy exagerado.

Vamos, que al menos exteriormente, y antes de comenzar a rodar con él, ya tenemos un coche revolucionario, diferente y con personalidad, que era el objetivo buscado por la marca francesa. Y su interior sigue la misma dirección. Los asientos son de buena calidad, pero suponen un estilo diferente al del resto de vehículos. Si en otros coches los asientos delanteros son independientes, aquí se juega con un estilo sofá, en el que encontramos un asiento corrido delante.

El salpicadero es también “extraño”. Lleva un cuadro de instrumentos reducido a la mínima expresión y con una pantalla en el punto de mira del conductor con solo tres o cuatro datos, en el que destaca la velocidad en forma digital. Y lleva algunos testigos, pero digamos que es excesivamente austero. Pero a su lado, la mayor parte de las versiones menos la de acceso, y en concreto la que nosotros hemos probado, llevan de serie una pantalla central táctil de 7 pulgadas con navegador y en la que se agrupan casi todas las funciones, hasta la cámara de marcha atrás.

Otra de las novedades que llaman la atención es su guantera, situada en la parte superior del salpicadero pero con apertura hacia arriba. Para poder llevar la guantera así, como no la lleva ningún otro coche actual, los técnicos han tenido que desarrollar un airbag en el techo para dejar libre ese sitio para poder guardar cosas.

El puesto de conducción tiene aún más novedades. Por un lado la palanca del freno de mano tiene una forma un poco extraña -mejor que vean la foto explicativa para que lo entiendan bien- y también encontramos una palanca de cambios muy extraña en nuestra unidad de pruebas, que estaba equipada con el cambio manual pilotado. La “palanca” en realidad son tres botones situados en la consola central por debajo de la pantalla táctil. En ella solo encontramos un botón “D para ir hacia adelante, un “R” para ir hacia atrás y el punto muerto “N”.

También tiene su filosofía propia con el equipamiento. Tiene muchas cosas, no es un coche escaso en este sentido, pero si tiene varias lagunas en cuanto a su equipamiento de seguridad, ya que no ofrece el sistema de frenado automático en ciudad o la alerta de cambio de carril. Y también hay detalles que le faltan, como un plafón de luz para la parte trasera o asideros en la parte superior del vehículo. Lo que la marca dice es que ha buscado eliminar todo lo superfluo, pero depende mucho de cada usuario qué es lo realmente superfluo.

Vayamos ya con su mecánica. La combinación del motor e-HDi de 92 caballos con el cambio manual pilotado resulta muy eficaz. Permite al Cactus moverse con soltura en el tráfico urbano y también por carretera se mueve muy bien, con agilidad, gracias sobre todo a su peso bastante ajustado, de 1.150 kilos. Su velocidad máxima homologada es de 176 km/h pero en cualquier caso se mueve con agilidad.

Y lo mejor de todo es su cifra de consumo. El valor homologado para esta versión es de 3,5 litros que para un vehículo como este de cinco plazas y con un habitáculo bastante amplio es muy interesante.

El motor es muy bueno, ofrece una buena capacidad de aceleración pese a su potencia de sólo 92 caballos y mueve con bastante soltura al Cactus. En cuanto a su caja de cambios, esta versión de 92 caballos solo puede llevar el cambio manual pilotado. Si queremos un Cactus diesel sin este cambio sin pedal de embrague, la única alternativa es el BlueHDI de 100 caballos, en este caso solo disponible con el cambio manual de seis marchas.

Por lo que se refiere al cambio, es la segunda generación de este tipo de caja de accionamiento asistido, de seis marchas, y se han mejorado las transiciones entre marchas. Aún así, cuando se quiere hacer una conducción más agresiva es más frecuente sufrir pequeños saltos, que no encontramos cuando hacemos una conducción algo más tranquila y más pendiente de los consumos. Entonces resulta muy suave y agradable y quizá es la conducción a la que más se adapta este modelo fabricado en la planta madrileña de Villaverde.

Y siempre tendremos la posibilidad de manejar el cambio mediante las levas en el volante. Estas son de las buenas porque están sujetas en la columna de la dirección y no se mueven de forma solidaria con el volante. Con ello se evitan errores. La leva de la derecha sirve para subir marchas, mientras que la izquierda es para bajarlas. Y su accionamiento es bastante rápido y permite mejorar el ritmo de marcha, pero sin excesos.

Vayamos ya con la estabilidad y su esquema de suspensiones. Seguro que muchos de ustedes han conducido alguna vez un dos caballos. Ese coche tenía unas suspensiones muy blandas, los movimiento de la carrocería eran una constante, pero su estabilidad estaba fuera de toda duda. El slogan de “dobla pero no vuelca” le hizo famoso. Pues en el caso del C4 Cactus, guardando las distancias con aquel coche de leyenda, le ocurre algo muy parecido. Tiene unas suspensiones bastante blandas, y por ello muy confortables, pero su estabilidad está muy bien lograda, aunque no haya los balanceos de carrocería del 2 CV.

Es un coche interesante, diferente, en el que encontramos diversas lagunas de equipamiento, como la ausencia de climatizador o de faros de xenón o de arranque sin llave que no se pueden montar ni como opción, pero que representa un concepto de coche bastante lógico. Las personas que viajan en su interior cuentan con un habitáculo bastante amplio y con un maletero muy razonable. Y los desplazamientos se hacen muy cómodos.

Por todo ello, creo que es un vehículo ideal para el entorno rural, en el que el precio, la robustez de su habitáculo y esas ciertas posibilidades de uso fuera del asfalto le dan un interesante valor añadido. Solo quería terminar diciéndoles una cosa, el Cactus de Citroën no es un modelo que pase desapercibido. Es un coche que a unos les gusta mucho y a otros no les gusta nada. No es un coche intermedio, que deje indiferente a la gente.

La marca francesa lanzó hace unos meses al mercado su modelo C4 Cactus, un vehículo muy revolucionario por su aspecto, por su equipamiento, por su comportamiento y hasta por su concepto de vehículo, intermedio entre un todocamino, un monovolumen y un modelo compacto. Es una mezcla extraña pero bastante útil, con un precio razonabley con unos consumos muy, pero que muy bajos.

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