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El semáforo escacharrado: bonos en yenes y estructurados serán más seguros que Inditex
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El semáforo escacharrado: bonos en yenes y estructurados serán más seguros que Inditex

El documento que ha sacado a consulta la CNMV para valorar los productos financieros con una escala de colores tiene varios agujeros para el pequeño ahorrador

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Es una de las medidas estrella del plan de actividades de la CNMV -Comisión Nacional del Mercado de Valores-. La creación de un semáforo que permita clasificar los productos financieros en función de su complejidad con sólo un vistazo figura entre las grandes apuestas del equipo dirigido por Elvira Rodríguez.

Motivos sobran: preferentes, estructurados de Lehman, clips y swaps vendidos como seguros para que los hipotecados durmieran tranquilos... La lista de escándalos que han rodeado la comercialización, cuanto menos irregular, de productos financieros entre pequeños ahorradores ha superado la línea de lopolíticamente aceptable y ha llevado a la CNMV a adelantar un año una medida que toda Europa terminará normalizando en 2016 con el Reglamento de información fundamental para determinados instrumentos de inversión dirigidos a minoristas, conocidos como PRIIPs.

Para que el pequeño ahorrador puedahacerse una idea del riesgo que asume a simple vista, la CNMV ha clasificado todos los productos financieros -excepto el grueso de los fondos, que ya cuentan con su propia tipificación- en cinco grandes grupos, que van de más a menos seguros, tomando como base tres grandes rasgos: compromiso de devolución de capital -100%, 90% o menos del 90%-; grado de inversión y plazo -hasta tres años, hasta diez años y más de una década-, como puede comprobarse en la siguiente tabla.

El problema es que este sistema permite valorar bonos emitidos en yenes o estructurados tipo Lehman como más seguros que una acción de Telefónica, Santander o Inditex, por tomar tres ejemplos, ya que los primeros pueden formar parte de los grupos B o C; mientras quetodos los títulos de compañías cotizadas, sin importar su grado de solvencia, se califican como D, junto a productos como la deuda subordinada, los convertibles, los híbridos o los estructurados sin garantía de capital. Los ejemplos que pone la propia CNMV sobre cómo se clasificarían estos productos hablan por sísolos.

Un caso concreto al que hace referencia el propio supervisor en su documento es"un bono con fecha de amortización en tres años por el 100% del valor nominal denominado en divisa distinta del euro por una entidad con calificación creditica A emitida en otro país distinto de España. La clase que le corresponde a este instrumento financiero es B".

Un producto de este tiposería deuda japonesa, un país con uno de los rating más altos del mundo. El problema es que aquí se cruza el riesgo divisa y, como se puede comprobar en la foto de la izquierda, la relación euro-yen está plagada de fuertes caídas y alzas capaces de convertir en números rojos lo que a priori parecía una apuesta al verde.

Otro ejemplo son "productos estructurados emitidos por una entidad con calificación A con un vencimiento de 3 años con la posibilidad de devolver un 95% el capital si se cumple que el valor final de un índice alcance un valor en la fecha de vencimiento. Le corresponde clase C".Aquí llama la atención que mientras que las acciones son relegadas a la clase D, un estructurado que depende de la evolución de éstas para cumplir su promesa de devolver un 95% se valora como más seguro.

"El problema de los estructurados es que hay muchos tipos y su seguridad depende de cómo se haga la estructura", explica David Levy, director generalde Diverinvest Eafi. De hecho, uno de los argumentos que esgrimen en el entorno del supervisor es que, en el caso de los estructurados con compromiso de devolución del capital es queéstos en principio son más seguros que una acción precisamente porque se construyen sobre la base de salvaguardar la parte garantizada.

El problema, cómo se vio en Lehman, es saber quéhay detrás de ese compromiso, porque como se ha visto en Banco Espirito Santo, garantizados sólo están los depósitos."El sistema de calificación es tan complejo y confuso como los productos a los que califica y, por ello, no ofrecerá así protección al inversor, y comete el error de englobar los derivados aparte (clase E), cuando los productos C y D van a estar basados indirectamente en derivados", señala otro profesional del sector que prefiere mantenerse en el anonimato.

Para intentar combatir estos puntos, la CNMV ha añadido a esta clasificación general dos indicadores que van dirigidos a explicar el grado de complejidad y la liquidez del producto, como puede verse en la imagen posterior. De este modo, un producto en apariencia más seguro que una acción -por seguir el mismo ejemplo-, como podría ser un bono a tres años con compromiso de devolución del 90% emitido por una entidad con calificación AA se englobaría en la clase C, superior a la D de los títulos bursátiles, pero debería añadir la leyenda de que es un instrumento financiero complejo que puede ser difícil de comprender.

Estohace que una de las claves que va a determinar la efectividad de esta medida sea el tamaño tanto del semáforo como de las leyendas que lo acompañan, para evitar que como en tantos otros productos la letra pequeña no permita ver las grandes amenazas,ya que la simple clasificación por colores puede llevar a error a muchos ahorradores. Respecto a este punto, la CNMV todavía no ha decidido cómo deberá ser de llamativa esta calificación, aunque fuentes cercanas aseguran que su objetivo es darle relevancia.

No obstante, toda esta calificación se ha sacado a consulta durante este mes de septiembre, lo que deja abierta la puerta a introducir cambios ymejoras.

Es una de las medidas estrella del plan de actividades de la CNMV -Comisión Nacional del Mercado de Valores-. La creación de un semáforo que permita clasificar los productos financieros en función de su complejidad con sólo un vistazo figura entre las grandes apuestas del equipo dirigido por Elvira Rodríguez.

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