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Riesgo sin rentabilidad: los bancos centrales aplanan el interés de la deuda pública
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LOS RIESGOS DE TIPOS ANTI NATURALMENTE BAJOS

Riesgo sin rentabilidad: los bancos centrales aplanan el interés de la deuda pública

Los bancos centrales han puesto los mercados patas arriba. Si bien esta afirmación es ya en un axioma, es necesario poner en perspectiva el interés de la deuda

Los bancos centrales han puesto los mercados patas arriba. Si bien esta afirmación se ha convertido ya en un axioma, se hace necesario poner en perspectiva las rentabilidades que están pagando los países por su deuda para hacerse una idea del alcance que tiene un escenario tan atípico como el actual.

El Banco Central Europeo (BCE) ha sido el último en sacar el bazuca. Su presidente, Mario Draghi, anunció el pasado jueves que en octubre empieza a comprar deuda en un intento de apuntalar la inflación y alejar los tambores deflacionistas, amén de apoyar la recuperación económica y potenciar que el crédito fluya a la economía real. Sigue así los pasos de lo que viene haciendo la Reserva Federal (Fed), que desde 2008 está inundando de liquidez el mercado, y el Banco de Japón, que lleva desde abril de 2013 intentando elevar los precios hasta el 2% y acabar con diez años deflación a costa de duplicar su masa monetaria.

Y la consecuencia inmediata de este panorama monetario sin precedentes se puede ver en el mercado de deuda. Las rentabilidades en Europa se encuentran en mínimos históricos. Alemania está pagando un simbólico 0,9% en sus títulos a 10 años, que en la práctica, atendiendo a la inflación del 0,8% del país a cierre de agosto, supone una rentabilidad positiva de apenas una décima; España, por su parte, ha visto como el interés de sus bonos a diez años se ha situado por debajo del 2,1%; y países emergentes como Brasil o Tailandia se encuentran en niveles del 3,5% a pesar de tratarse de activos high yield, es decir, de alto riesgo.

Pero, ¿qué implicaciones puede tener esta situación a largo plazo? Si se comparan las tires actuales con la rentabilidad media que han venido pagando esos mismos bonos en los últimos 15 años, muy superiores -ver gráfico-, es inevitable hacerse una serie de preguntas: ¿dónde están los peligros?, ¿qué pasará cuando los países vuelvan a financiarse al 4%, 5% o 7%?, ¿estará el mundo preparado?, ¿nos encontramos en el germen de otra burbuja?

“El peligro más evidente es la japonización”, aseguran fuentes del mercado. “Pero también puede ocurrir un fuerte repunte de la inflación de golpe y sin control o una reacción de la Reserva Federal, que no le guste la evolución del dólar y entre en una guerra de divisas… Sin embargo, el peligro más importante es que las circunstancias del mercado hacen que los riesgos se multipliquen”, concluyen.

Si algo ha puesto de manifiesto esta crisis es que los mercados no son ajenos al llamado efecto mariposa, de la Teoría del Caos. Por el mismo, una pequeña perturbación inicial, mediante un proceso de amplificación, podrá generar un efecto considerablemente grande a corto o medio plazo, como ha venido ocurriendo desde que en 2007 el estallido de la crisis de las hipotecas subprime en Estados Unidos ha puesto el sistema financiero mundial patas arriba hasta nuestros días.

En este sentido, José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi, apunta que los riesgos de un escenario como el actual van desde, precisamente, “la normalización monetaria hasta la inestabilidad financiera”. En este sentido, el experto explica que la vuelta a la normalidad sin hecatombes dependerá del buen hacer de los bancos centrales y, en estos momentos, “la ambigüedad en su discurso actual no ayuda a clarificar el escenario a futuro”.

Sin embargo, todo es cuestión de ver el vaso medio vacío o medio lleno. Para el profesor del IEB, Javier Niederleytner, “los mercados se acostumbran a todo. Los dos grandes bancos centrales van a echar toda la madera que haga falta y cuando haya el más mínimo atisbo de ‘pinchacín’ de una burbuja, van a atajarlo de manera radical”.

Por eso, aunque el mercado va a seguir ofreciendo rentabilidades excepcionalmente bajas durante un largo periodo de tiempo, revertir esta situación no tiene porqué ser traumático, será una cuestión de consenso. “Vamos a ver bandas muy estrechas y si se vuelve al 4% será porque se ha producido un cambio económico”, concluye.

Cambio que, precisamente, vendrá si se produce ese mantra que viene repitiendo Draghi desde que alcanzó la presidencia del BCE: “Que el crédito fluya a la economía real…” En este sentido, el economista Juan Ignacio Crespo, economista autor del libro Cómo acabar de una vez por todas con los mercados, defiende que “si las medidas del BCE –que a él le parecen insuficientes- hacen que el crédito vuelva, ya no a niveles previos a la crisis, sino a crecer el 2%, 3% o 4% como ocurría en el 1995, empezará a haber inflación y, entonces, será sostenible que un país vuelva a financiarse al 4,5%”, concluye.

Los bancos centrales han puesto los mercados patas arriba. Si bien esta afirmación se ha convertido ya en un axioma, se hace necesario poner en perspectiva las rentabilidades que están pagando los países por su deuda para hacerse una idea del alcance que tiene un escenario tan atípico como el actual.

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