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¿Demasiadas expectativas? El mercado espera mucho (casi todo) de Mario Draghi
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el bce afronta la reunión más importante desde 2012

¿Demasiadas expectativas? El mercado espera mucho (casi todo) de Mario Draghi

El BCE es preso de sus palabras. Ha levantado tanta expectación, que hoy se espera todo de la entidad. Así aguardan la reunión la bolsa, la deuda y el euro

Foto: El presidente del BCE, Mario Draghi
El presidente del BCE, Mario Draghi

Ya está aquí. Hoy es 5 de junio, la fecha prometida por el Banco Central Europeo (BCE) para descargar una nueva batería de medidas con las que luchar contra los persistentes efectos de la crisis, con una recuperación aún incipiente y anémica que, además, se ve amenazada por la sombra de la deflación. Si la fecha es tan señalada, si ha sido tan esperada, se debe precisamente a que así lo han alimentado el presidente de la entidad, Mario Draghi, y sus compañeros del Consejo de Gobierno.

Llevan un mes anticipando acciones. Y ahora son presos de sus palabras. Pero, por mucho que Draghi haya conferido una nueva fisonomía al BCE, resulta inevitable la presencia de una sospecha: ¿son excesivas las expectativas levantadas en el mercado? ¿Volverá esa sensación de vísperas de mucho, días de nada que tantas veces ha dejado el BCE?

Las incógnitas se resolverán hoy en dos fases. Primero, a las 13.45 horas, con el comunicado del BCE en el que anunciará sus decisiones sobre los tipos de interés. Y esta vez se esperan movimientos desde ese primer momento. En concreto, una rebaja de los tipos de interés oficiales, para llevarlos del 0,25 a un nuevo mínimo histórico situado en el 0,10% o en el 0,15%, y una reducción de los tipos de la facilidad de depósito, que pasarían así a terreno negativo -ahora están en el 0%- por primera vez en la historia de la Eurozona.

Y segundo, desde las 14.30 horas, con la rueda de prensa de Draghi. A partir de ese momento es cuando pueden llegar los fuegos artificiales, es decir, las medidas más excepcionales. Y aquí también se aguardan medidas encaminadas a meter más dinero para estimular a los bancos para que reactiven el crédito. Entre ellas, dejar de esterilizar las compras de deuda pública que realizó entre 2010 y 2013 o rebajar el coeficiente de reserva. Aunque el mercado quiere más, como la convocatoria de financiación bancaria a largo plazo (LTRO) condicionada a que las entidades usen ese dinero exclusivamente para conceder más préstamos.

El mercado centrará toda su atención en ambos momentos. Más que nada, porque lo ha fiado todo -y así lo ha llevado a los precios- a que esta vez sí, a que por fin Draghi será SuperMario... aunque sin desterrar del todo un recelo: ¿y si los inversores se han pasado de optimistas con las intenciones del BCE? Así de afilados esperan los distintos activos la importante cita de hoy con el BCE.

Bolsa. Los mercados se han vuelto monetariodependientes durante la crisis. Con los principales bancos centrales del mundo inyectando más liquidez que nunca y estimulando la asunción de riesgos con unos tipos de interés en mínimos históricos, los inversores han dado rienda sueltas a las compras en la renta variable.

Se ha visto en EEUU, con el Dow Jones y el S&P 500 marcando máximos históricos continuamente con el respaldo del dinero recién salido de la impresora de la Reserva Federal (Fed). Pero también en la Eurozona. Y sobre todo en el último mes. Al calor de las expectativas creadas por Draghi, el Dax alemán ha rozado los 10.000 puntos por primera vez. Hasta niveles de 2008 ha vuelto en las últimas semanas el francés Cac 40. Y sin llegar tan lejos, el Ibex 35 español, con una revalorización superior al 4% desde el 8 de mayo, se ha situado en zona de máximos desde 2011.

¿Qué han comprado los inversores? Una buena ración de medidas del BCE. ¿Cuáles? Como poco, esa rebaja de los tipos oficiales y de depósito y la apertura de las compuertas de la liquidez para estimular el crédito. ¿Cuál es el riesgo? Que no satisfaga esas expectativas, con el tradicional peligro de haber comprado con el rumor... para vender luego con la noticia. En ese caso, buena parte de los números verdes de las últimas semanas se esfumarían de un plumazo.

Ojo. No conviene olvidar otro riesgo. ¿Cuál? Que Draghi vaya más lejos de lo previsto y dispare ya un programa de expansión cuantitativa (QE), con compras de deuda pública y privada. Aunque los inversores podrían celebrarlo en un primer momento, luego podrían recular al abrigo de una duda: ¿tan mal ve las cosas el BCE como para actuar con tanta potencia?

Deuda pública. La mano visible de Draghi ha seguido nutriendo las compras de bonos en el último mes, hasta el punto de que el rendimiento de la deuda pública de varios países ha caído hasta los niveles más bajos de su historia -en términos norminales, que no reales-. Es el caso de España o Italia, con la rentabilidad de sus bonos a 10 años por debajo del 3%. Y en otro casos, como en Francia o Alemania, las compras han hecho retroceder sus rendimientos hasta el 1,8% y el 1,4%, respectivamente.

Es más, incluso aunque el BCE trató de salir al paso de esta tendencia con una advertencia sobre el riesgo de que se esté inflando una burbuja en la deuda pública, el mercado apenas lo ha escuchado. ¿El motivo? Todo lo que espera en la reunión de hoy, sin olvidar que, además de lo que anuncie, también es muy probable que mantenga sobre la mesa la posibilidad de lanza un QE en el futuro -es improbable que lo lance hoy-.

Sobre esta premisa, el planteamiento es claro: si el BCE decepciona, volverán las ventas de bonos y con ellas el repunte de los rendimientos -suben cuando el precio de los títulos cae-.

Euro. Desempeña un papel doblemente protagonista en la cita de hoy. Primero, porque es una de las fuerzas desinflacionistas de las que Draghi está más pendiente. Y segundo, porque será uno de los activos más sensibles a lo que haga -o no- el BCE.

Así lo ha demostrado ya en las últimas semanas. El 8 de mayo, justo antes de que Draghi anticipara su voluntad de tomar más medidas en la reunión del 5 de junio, la divisa europea llegó a apreciarse hasta los 1,3993 dólares, con lo que todo indicaba que iba a derribar la cota de los 1,40 dólares por primera vez desde 2011. Pero no lo hizo porque el banquero italiano, al lanzar esa promesa, viró el sentimiento del mercado. Desde las 15 horas del 8 de mayo, el euro se ha depreciado cerca de un 3%, hasta los 1,36 dólares.

Lo que espera hoy el mercado es saber si Draghi concede el plácet para dar continuidad a la tendencia de las últimas semanas. Si el BCE actúa, y lo hace a fondo -rebajas de los tipos oficiales y de depósito y medidas para expandir el crédito y ampliar el balance del BCE-, estará lanzando el mensaje de que sí, de que quiere un euro más débil. Si se muestra más tibio, el euro volverá sobre sus pasos. Más aún como los datos de empleo estadounidenses, que se conocerán el viernes, o la Fed, de la que no conviene olvidarse y que se reunirá los días 17 y 18 de junio, favorezcan una recaída del dólar.

Euribor a 12 meses. Tras haber superado el 0,60% a comienzos de mayo, la promesa de que el BCE actuará hoy le ha apaciguado de nuevo. Su media de mayo se situó en el 0,592%, por debajo del 0,604% de abril, y en las últimas sesiones se le ha visto por debajo incluso del 0,57%. La referencia para la mayoría de las hipotecas a tipo variable marcó su mínimo histórico en mayo de 2013, cuando bajó hasta el 0,47%. Si el BCE hace lo que se espera, podría regresar a ese terreno e incluso intentar establecer un nuevo mínimo. Si no, retornará hacia el 0,60-0,70% al que ya tendió a finales de abril y comienzos de mayo.

En todo caso, y sin subidas de los tipos oficiales a la vista, permanecerá una larga temporada en zona de mínimos históricos. No hay que olvidar que su media histórica se ubica en el 2,7%.

Ya está aquí. Hoy es 5 de junio, la fecha prometida por el Banco Central Europeo (BCE) para descargar una nueva batería de medidas con las que luchar contra los persistentes efectos de la crisis, con una recuperación aún incipiente y anémica que, además, se ve amenazada por la sombra de la deflación. Si la fecha es tan señalada, si ha sido tan esperada, se debe precisamente a que así lo han alimentado el presidente de la entidad, Mario Draghi, y sus compañeros del Consejo de Gobierno.

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