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Draghi sabrá hoy hasta qué punto debe darse prisa en activar la 'impresora' de euros
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dato provisional de inflación de abril

Draghi sabrá hoy hasta qué punto debe darse prisa en activar la 'impresora' de euros

La cita es hoy a las 11 horas. En ese momento se conocerá el dato provisional de inflación de abril. Será clave para descifrar si el BCE actuará ya en mayo

Foto: El presidente del BCE, Mario Draghi, durante la presentación del nuevo billete de 5 euros
El presidente del BCE, Mario Draghi, durante la presentación del nuevo billete de 5 euros

Una cosa es que lo dijera... y otra muy diferente que quiera hacerlo. A comienzos de abril, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, abrió la puerta a la posibilidad de poner en marcha medidas monetarias excepcionales, entre las que figuran las compras de deuda en el mercado, si verdaderamente la deflación se convierte en una amenaza real en la Eurozona. Sin embargo, en su fuero interno seguro que no se sentiría nada cómodo si tuviera que ir tan lejos. Vamos, que confía en que no haga falta tanto, que es lo mismo que pensar que los precios irán repuntando poco a poco y se alejarán de las movedizas arenas deflacionistas.

Por eso, porque este es el inciertoescenario en el que se desenvuelve ahora el BCE, la cita de hoy adquiere tanta relevancia. Tendrá lugar a las 11 horas. En ese momento, Eurostat facilitará el dato provisional de inflación del mes de abril. La cifraque se conozca determinará hasta qué punto Draghi deberá darse prisa en reaccionar; es decir, será clave para saber si pondrá en marcha ya la impresora de euros -mediante un programa de expansión cuantativa (QE) ejecutado con la compra de activos en el mercado-en la reunión del 8 de mayo o si, por el contrario, puede maniobrar con más calma.

A priori, los expertos se decantan por la segunda opción. Es decir, creen que los precios dejarán espacio para que el banquero italiano y sus colegas en el Consejo de Gobierno del BCE definan mejor cómo podría instrumentalizarse un QE a la europea. Sus pronósticos contemplan que la tasa interanual de inflación ha repuntado en abril hasta el 0,8% desde el 0,5% de marzo. Aunque los precios seguirían por debajo del 1% por séptimo mes consecutivo, saldrían de la zona de emergencia a la que cayeron el mes pasado, que se saldó con el dato más bajo desde octubre de 2009. Y lo mismo podría ocurrir con la inflación subyacente -la que prescide de los elementos más volátiles, como la energía y los alimentos-, que podría repuntar del 0,7 al 1% interanual. "Unos datos por debajo de lo esperado podrían empujar al BCE a adoptar pequeños pasos no convencionales, como recortar los tipos de interés y de la facilidad de depósito o dejar de esterilizar las compras de deuda pública que realizó entre 2010 y 2012", anticipan desde Bank of America Merrill Lynch.

El euro será un invitado de excepción a esta fiesta, a la que se sumarán por la tarde las resoluciones con las que la Reserva Federal (Fed) estadounidense finiquite la reunión de abril. La divisa europea aguarda en los 1,38 dólares, después de que durante la jornada del martes llegara a apreciarse hasta los 1,388 dólares.De hecho, y precisamente a la espera de recibir órdenes de los bancos centrales, la moneda única acumula tres semanas moviéndose entre los 1,378y los 1,388 dólares.

Si, en efecto, la inflación da un respiro, el euro encontraría margen para apreciarse en la medida en que se alejaría en el tiempo la aplicación de más medidas monetarias expansivas. Por el contrario, si el dato se encuentra por debajo de lo previsto -y por la tarde la Fed recorta un poco más sus estímulos, tal como se espera- la divisa europea podría debilitarse para descontar los próximos pasos del BCE.

Una cosa es que lo dijera... y otra muy diferente que quiera hacerlo. A comienzos de abril, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, abrió la puerta a la posibilidad de poner en marcha medidas monetarias excepcionales, entre las que figuran las compras de deuda en el mercado, si verdaderamente la deflación se convierte en una amenaza real en la Eurozona. Sin embargo, en su fuero interno seguro que no se sentiría nada cómodo si tuviera que ir tan lejos. Vamos, que confía en que no haga falta tanto, que es lo mismo que pensar que los precios irán repuntando poco a poco y se alejarán de las movedizas arenas deflacionistas.

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