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Depósitos estructurados: más rentables pero siempre sujetos a los riesgos de la bolsa
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Depósitos estructurados: más rentables pero siempre sujetos a los riesgos de la bolsa

Los fondos no siempre son una opción para el inversor conservador. Para este perfil, la banca ofrece depósitos estructurados, un producto no exento de riesgos

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No da más. La rentabilidad de los depósitos a plazo fijo se encuentra en el dique seco y sigue bajando mes tras mes. Esta misma semana los dos grandes bancos españoles situaban los rendimientos de sus imposiciones a trece meses en el 0,40%, en el caso de Santander, y en el 0,65%, en el de BBVA. En este escenario los depósitos han ido cediendo terreno irremediablemente a los fondos de inversión, principales beneficiarios del entorno actual.

¿Quiere decir esto que el depósito a plazo fijo está muerto? Ni mucho menos. Según apuntan los últimos estudios del observatorio Inverco, de EFPA o del IEB, aunque con menos peso, siguen siendo el producto predilecto para cobijar el ahorro de las familias españolas. La demanda sigue existiendo y algunos clientes no quieren dar el salto a opciones de mayor riesgo como los fondos de inversión. Por ello, desde los bancos se ven obligados a ofrecer alternativas como los depósitos estructurados, un producto que ni mucho menos está exento de riesgo y que tiene mucha más letra pequeña que el depósito tradicional.

El nombre es el mismo, pero, ¿qué son y qué hace diferentes a estos productos? Un depósito estructurado, como indica su propia denominación, se trata de una estructura que se suele constituirse a partir de un depósito a plazo fijo combinado con una inversión en renta variable (bien a través de una cesta de acciones o un fondo de inversión). Hasta ahora, la forma más habitual de articularlos era esta combinación de dos productos con un riesgo muy distinto, con los que se trataba de garantizar la inversión (con el depósito) y ofrecer un plus de rentabilidad (si tenía éxito la inversión en renta variable).

En los últimos productos que se están lanzando, la mayoría de entidades ha suprimido esta dualidad y ha optado por vincular completamente la inversión a la revalorización de un índice o unas acciones. Cuanto mejor sea el comportamiento de la renta variable, mayor será el premio final. Si la bolsa flaquea, el interés definitivo será más próximo al de los depósitos tradicionales. De esta forma, el cliente puede obtener algo más de rentabilidad, pero también se puede ir con mucho menos de lo esperado, una vez pasada la permanencia de estos productos.

El gancho está en que estos productos, etiquetados bajo la vitola de depósitos, ofrecen una rentabiilidad muy superior a las imposiciones tradicionales. No obstante, hay que tener muy presentes dos aspectos fundamentales. Por un lado, sólo está garantizada por el Fondo de Garantía de Depósitos la parte de la inversión referenciada a un depósito. Todo aquello que tenga vinculación a la revalorización de un índice o a una cesta de acciones no está salvaguardado. Por el otro, el cliente debe tener en cuenta la comisión que suelen aplicar los bancos por cancelación anticipada del producto. Las entidades trasladan a los clientes los costes derivados de modificar la estructura ante eventuales salidas de capital. Esta comisión suele oscilar entre un 1,5% y un 5% del importe invertido.

En los últimos meses la proliferación de estos productos es evidente con ofertas en casi todos los catálogos comerciales de las principales entidades bancarias. Es el caso de Bankinter y su Depósito Garantizado Digital 14, un producto con un plazo de 18 meses cuya rentabilidad final está vinculada a la evolución que tengan en el mercado las acciones de Banco Santander y Repsol. Si al vencimiento del depósito el valor de ambos títulos es superior al del momento de contratación, la rentabilidad será del 2% TAE. En caso contrario, será de un 0,75% de rendimiento mínimo garantizado. El importe mínimo a invertir son 1.000 euros.

Esta dualidad es la que condiciona buena parte de estos productos. En el caso de Banco Popular cuenta con el Depósito Estructurado Líder, referenciado a los títulos de Santander, Inditex y Telefónica, cuya operativa es idéntica al anterior. Si al final del plazo los tres títulos se revalorizan el rendimiento alcanzará el 3,5% y si conjuntamente esto no se produce, la rentabilidad se situará en el 0,40%. El plazo es a 18 meses desde 30.000 euros. Banco Popular también cuenta con el Depósito Estructurado Ahorro Telefónica & Repsol en periodo de comercialización, relacionado con los títulos de Telefónica y Repsol y con un rendimiento que puede oscilar entre el 2,8% y 0,5% TAE.

En el caso de Bankia, el Depósito Estructurado 2016 para importes mínimos de 1.000 euros está ligado a la evolución del Ibex 35. Si se revaloriza un 120% o más respecto a su nivel del próximo 20 de octubre en los 18 meses que tiene de duración el depósito, la rentabilidad ascenderá al 1,72% TAE. En caso contrario, el rendimiento mínimo garantizado es de un 0,80%. CaixaBank también cuenta con el Depósito Supera a doce meses desde 3.000 euros, que ofrece una rentabilidad del 1,25% TAE si el Ibex sube en el periodo de permanencia.

En el caso de Banco Sabadell, también cuenta con el Depósito Eurostoxx Up 18V, un producto a 18 meses referenciado a la evolución del Eurostoxx 50, que puede ofrecer a los clientes una rentabilidad máxima del 1,30% y un mínimo del 0,50% TAE, siempre en función del comportamiento del índice frente al cierre del 31 de octubre.

No da más. La rentabilidad de los depósitos a plazo fijo se encuentra en el dique seco y sigue bajando mes tras mes. Esta misma semana los dos grandes bancos españoles situaban los rendimientos de sus imposiciones a trece meses en el 0,40%, en el caso de Santander, y en el 0,65%, en el de BBVA. En este escenario los depósitos han ido cediendo terreno irremediablemente a los fondos de inversión, principales beneficiarios del entorno actual.

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