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Cazar un león: un capricho de 35.000 dólares
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Cazar un león: un capricho de 35.000 dólares

Ni los deportes elitistas como el polo o la vela, ni las compras en las mejores tiendas, ni los viajes de ensueño son suficientes. Los muy

Foto: Cazar un león: un capricho de 35.000 dólares
Cazar un león: un capricho de 35.000 dólares

Ni los deportes elitistas como el polo o la vela, ni las compras en las mejores tiendas, ni los viajes de ensueño son suficientes. Los muy ricos buscan algo más: adrenalina, romanticismo y exclusividad. La caza del león se ha puesto de moda entre los altos ejecutivos de todo el mundo, que buscan en África lo que las grandes ciudades no les dan, sentirse como Clark Gable en Mogambo por unos días por el módico precio de 35.000 dólares.

Capricho y fortunas igual a negocio seguro. Así lo han entendido en Sudáfrica, que se ha convertido en el segundo destino preferido para practicar este deporte después de Tanzania. La caza de leones criados en cautividad se ha convertido en una importante industria que genera unos 146 millones de euros al año y 6.000 puestos de trabajo para los países africanos.

Un visitante de Serapa, una de las ciudades preferidas por los turistas, por ejemplo, paga 700 euros al día por alojarse en una cabaña y poder cazar las especies más peligrosas. Elefantes, hipopótamos, leopardos… aunque, sin duda, el león sigue siendo el ‘rey de la selva’. Una pareja de franceses llegó a gastar en una semana 70.000 dólares este año, explica Apie Reyneke, propietario de Serapa safaris, en Bloomberg.

Lejos ha quedado ya el tradicional Safari fotográfico. Cargar una escopeta, apuntar y verse venir uno de estos felinos con las fauces abiertas dispuesto a acabar con su verdugo no tiene precio. Al menos así lo entiende un reducido grupo de personas dispuestas a invertir una alta suma de dinero por unos segundos de adrenalina. Además, el riesgo no es tan grande, ya que en el caso de que falle la puntería, uno de los dos tiradores profesionales que acompaña la expedición derribará la pieza antes de que la sangre llegue al río.

Un negocio en peligro de extinción

Pero esta práctica de caza ‘enlatada’, como vulgarmente se le llama a la modalidad que implica la cría en cautividad de las presas, puede llegar a su fin cuando choca con principios morales, como está ocurriendo en Sudáfrica. De hecho ya han surgido voces en contra, incluso desde el mismo gobierno del país, que reclaman una ‘lucha justa’, ya que el hecho de que los leones estén encerrados en cercados implica una batalla desigual.

Es por ello que el Ministerio de Medio Ambiente de este país ya ha tomado medidas al respecto para legislar esta floreciente industria y entre los puntos principales de la ley está la obligación de que los felinos vivan, al menos, dos años en libertad.

Sin embargo, nunca llueve a gusto de todos. Los criadores denuncian que esta solución lo único que va a conseguir es que se tengan que sacrificar los más de 5.000 animales que tienen en las granjas para evitar que acaben con otras especies. De esta forma, el pulso entre dinero y moral ha comenzado y de su resultado depende que millonarios caprichosos tengan que buscarse otro entretenimiento para ocupar su tiempo libre y gastar su fortuna.

Ni los deportes elitistas como el polo o la vela, ni las compras en las mejores tiendas, ni los viajes de ensueño son suficientes. Los muy ricos buscan algo más: adrenalina, romanticismo y exclusividad. La caza del león se ha puesto de moda entre los altos ejecutivos de todo el mundo, que buscan en África lo que las grandes ciudades no les dan, sentirse como Clark Gable en Mogambo por unos días por el módico precio de 35.000 dólares.

Súper ricos Millonarios