Jesús Sánchez-Quiñones

INFORMACIÓN PRIVILEGIADA

El ilógico poder del rating

23/06/2009
Enviar
31
9
 
0
Menéame
Imprimir

Las agencias de calificación crediticia, o agencias de rating, han tenido un papel destacado en los mercados de renta fija y en el diseño de productos financieros “innovadores” en los últimos años. A día de hoy, su papel relevante no ha menguado ni un ápice.

 

La calificación de emisiones financieras se centra en un oligopolio mundial con apenas tres actores destacados: Standard & Poors, Moody´s y Fitch. Su influencia es enorme. En el mercado de renta fija, con cientos de emisiones y de emisores, la calificación otorgada por una agencia de rating se ha considerado tradicionalmente como una referencia del grado de fiabilidad de la emisión en cuestión. Así, las políticas de inversión de fondos de inversión, fondos de pensiones, e incluso determinada normativa de compañías de seguros  se basan en la necesidad de realizar inversiones en emisiones con al menos determinada calificación crediticia. Como consecuencia, la bajada de calificación de las emisiones de una determinada compañía implica de forma inmediata para muchos inversores la necesidad de vender dicha renta fija en el mercado, con la consecuente caída del precio y el encarecimiento de las nuevas emisiones de la empresa emisora.

 

La Deuda Pública de los distintos estados también es calificada por las agencias de rating. Un descenso en la calificación supone un encarecimiento de la financiación del Estado en cuestión, e incluso la obligación para determinados inversores internacionales de tener que deshacer toda su posición en la Deuda Pública emitida por ese Estado si la calificación resultante cae por debajo de su umbral fijado como mínimo. La influencia de las agencias de rating es tal que pueden hacer tambalear a los propios gobiernos de los países analizados.

 

Numerosos contratos de financiación de empresas con calificación crediticia, incluyen cláusulas de aumento de los tipos de interés aplicables a la financiación o incluso de incremento de las garantías en caso de un descenso del rating.

 

Sin duda, el rating ha adquirido tanta relevancia e influencia debido a su utilidad, al simplificar a los inversores el análisis de las emisiones con el otorgamiento de una sencilla calificación, apenas tres letras. Sin embargo, este poder contrasta con los avisos (disclaimers) que las propias agencias de rating incluyen en sus análisis. A modo de ejemplo se incluye parte del aviso de una de las tres grandes agencias de calificación: “Las calificaciones asignadas por la agencia de calificación son solamente opiniones, no declaraciones de hechos o recomendaciones para comprar, retener o vender título alguno. De acuerdo con ello, ningún usuario de calificaciones crediticias emitidas por la agencia de calificación debe basarse en tales calificaciones o en otras opiniones de la agencia de calificación, al momento de tomar cualquier decisión de inversión.” 

 

En definitiva, las agencias de calificación se autoexculpan de toda responsabilidad en caso de que su calificación crediticia se demuestre errónea. Desde el punto de vista de las agencias es una posición lógica y entendible. Lo que no es de recibo es que todo el sistema de los mercados de renta fija esté basado sobre las calificaciones de las tres principales agencias de rating sin que estén sometidas a ninguna regulación, ni a ninguna responsabilidad. Parece que nadie se ha leído los “avisos” de sus calificaciones, ni siquiera el Banco Central Europeo.

 

El propio Banco Central Europeo cuando anuncia hace escasos días la compra de 60.000 millones de euros en bonos a largo plazo (covered bonds) exige que tengan un rating mínimo. Igualmente sólo permite depositar como garantía en el BCE activos una determinada calificación crediticia. Hoy prácticamente nadie discute la responsabilidad de los auditores por sus auditorías realizadas. De igual modo es imprescindible que las agencias de rating se deban someter a una regulación que les haga responsables de sus calificaciones.

 

La otra alternativa sería rehacer todo el mercado de renta fija de tal forma que las calificaciones crediticias dejaran tener la relevancia que hoy tienen, simplemente siguiendo las indicaciones de los avisos (disclaimers) emitidos por las propias agencias de rating.

 

Jesús Sánchez-Quiñones, director general de Renta 4 

31
9
 
0
Menéame

LA OPINIÓN DE LOS LECTORES

0

COMENTARIOS

Escribe el tuyo

A través de este espacio, Jesús Sánchez-Quiñones ofrece su visión particular de los mercados. Su posición como Director General de Renta 4 Banco, la primera entidad especializada en gestión patrimonial, mercados de capitales y servicios de inversión, le permite compartir con ustedes una perspectiva privilegiada

los más leidos los más leidos los más comentados los más enviados