...Y el obispo dijo: ¡A consumir!

@Leopoldo Abadía - 07/10/2008 06:00h

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Mi vecino de San Quirico es una buena persona. A veces, se pierde en la maraña de frases que se oyen por ahí. Cuando se habla de restricción del consumo, de Activos ilíquidos, de crisis ninja, del Euribor, me mira con cara displicente y dice: “A esta gente no hay quien le entienda”.

El otro día me empezó a hablar del Presidente Zapatero. Yo creo que no le cae ni bien ni mal. A lo sumo, le da un poco de pena, porque alguna vez le he oído decir: “Este pobre chico…” Pero como ahí se para, no sé qué es lo que está pensando.

Me decía que le había dejado preocupado la frase con la que el Presidente se despidió de los asistentes al acabar el Congreso de su Partido. La frase fue algo así como “¡a consumir!”

A mí me extrañó que mi amigo me hablase ahora de esto, porque el Congreso fue hace unos meses. Pero le vi tan decidido, que le aguanté el rollo. Otras veces me lo aguanta él a mí.

Me dijo que no había entendido bien la frase y que le chocaba un poco que el Presidente dijera algo que a él le parecía que iba en contra de lo que siempre había pretendido enseñar a sus hijos: la virtud de la austeridad, el no gastar por capricho, aunque se tenga dinero.

Me decía que siempre le habían molestado esos que se compran lo último que sale, porque es lo último, aunque lo penúltimo esté en muy buen estado. Que le molestan los que gastan porque sí, o por aparentar o por lo que sea, pero no por necesidad.

Me decía que en su familia viven bien, pero que han procurado enseñar a sus hijos que el dinero no cae del cielo y que hasta cuando te toca la lotería hay que hacer el esfuerzo de ir a comprarla.

Por esto no le parecía serio lo del Presidente. O, por lo menos, no lo acababa de entender.

Y entonces, sin parar, empezó a hablarme del Obispo de la Diócesis a la que pertenece San Quirico. Hice un esfuerzo rápido por adaptarme a la nueva conversación, pensando para mis adentros: “Leopoldo, ¡qué cintura tienes que tener para no perderte con las elucubraciones y los cambios de juego de este hombre!” Y me animé a mí mismo, pensando que, a mi edad, aún le podía seguir.

El Obispo es un hombre muy majo. También es mi Obispo, porque no os he dicho que yo soy bidiocesano. Tengo dos Obispos: éste y el de Barcelona, dependiendo de donde esté.

Los dos me caen muy bien, pero mi amigo de San Quirico, que es monodiocesano, hoy quería hablar del suyo, que, como os he dicho, es mío a medias.

El Obispo suele escribir en la Hoja Parroquial un artículo todos los domingos. En el último, había dicho algo que a mi amigo le había aclarado las ideas.

Decía el Obispo que la crisis económica puede afectar a muchas personas y a muchas familias. Y que hay que estar al tanto para echarles una mano, tanto a los que llaman a la puerta de las instituciones caritativas como a las que lo pasan mal en silencio. (Aquí me puse serio, porque conozco bastantes.)

Seguía diciendo que éste es un buen momento para manifestar la caridad.

Y mi amigo, que sabe de Economía mucho más que lo que él se cree, me decía: “O sea, que si yo doy a la gente que lo necesita y animo a mis hijos y a mis amigos a que den, resulta que cumplo con lo que me ha encomendado mi Presidente” (siempre dice “mi Presidente” aunque sé que no le ha votado).

Y continúa: “Porque a mi Presidente le interesa que se consuma, no que YO consuma. Y si yo doy el dinero a alguien y ése consume, hago tres cosas buenas:

1. Ayudo a esa persona a resolver sus problemas

2. Cuando resuelve sus problemas, paga el alquiler, paga el súper, y compra unos chuches para sus niños, o sea, CONSUME

3. Y mi Presidente se queda feliz, porque, gracias al Obispo, la gente le ha obedecido”

Me mira, pone su sonrisa picaruela y me dice: “A esto, los listos le llamáis sinergia, ¿no?

Y, una vez más, me deja desarmado.

Hoy me toca a mí pagar el desayuno. Y, como sabe que utilizo lo que me dice para escribir estos articulillos, añade: “A mí me gusta más hablar de caridad que de solidaridad. Pero me da lo mismo, con tal de que acabe en DAD”.

Y se va.

Y me quedo pensando en que mi amigo ha hecho la síntesis entre Zapatero y mi medio Obispo. Como decimos en Aragón, ¡qué gente más aguda hay por esos mundos de Dios!

http://www.leopoldoabadia.blogspot.com/

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11. germannicolas31/10/2008, 11:18 h.

Muy interesante leer sus articulos soy de Argentina y me he quedado impactado ante tanta sinceridad y tan simple que parece todo cuando uno lee sus articulos la verdad lo felicito un gusto enorme.

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10. usuario registrado gcontrerasr13/10/2008, 19:05 h.

Sr. Abadía: Hasta hace poco llegó a mis manos "La crisis ninja" (probablemente porque vivo en México y aquí todo tarda en llegar) y me quedé enganchada.
Ahora no me pierdo sus blogs y quiero felicitarlo, porque es un gustazo leer sus atinados comentarios. Ojalá hubiera 100 millones de Leopoldos Abadías repartidos por el mundo! Este sería un lugar mejor.

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9. usuario registrado Ciudadanomedio12/10/2008, 10:48 h.

Voy a seguir su consejo. Dare el coste de una cena para 4 al mes a D. Joaquin, el parroco, para que este lo de a quien lo necesite en el pueblo, que me dice que haberlos haylos.

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8. ciberpiba10/10/2008, 12:50 h.

Qué gusto y qué paz da leerle!

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7. SAMICO09/10/2008, 17:19 h.

Como este señor, muchas veces me pregunto para quieens hablan los economistas, si realmente saben lo quedicen, si tienen alguna intencion de solucionar algo o simplemente unen palabras ininteligibles para deslumbrarnos y cegarnos aun mas. Cuando escuche aquello de "A CONSUMIR" me quedé tan sorprendida como su amigo. Es mas, sentí estar formando parte de una escena kafkiana.. en ese momento me di cuenta de lo mediatizados que estamos. En la cesta de la compra sigo gastando lo mismo que antes de la crisis, cierto esta mas vacio el carro, lo esencial esta, lo unico que no llevo ahora son esos caprichos innecesarios. Pienso que la crisis puede ser una bendicion si nos hace tomar conciencia de cuanta cosa innecesaria compramos cada dia. GRACIAS POR REGALARNOS CON SU SABIDURIA

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Pep y Pepe

@Leopoldo Abadía - 30/09/2008

Mi mujer y yo vamos a cenar a un restaurante, el mismo de todos los sábados. Está a unos 20 Km. de San Quirico. Es un lugar agradable y acogedor. Somos muy amigos del dueño y de los camareros. La cena del sábado siempre es algo especial. Estamos tranquilos, podemos hablar de nuestras cosas con paz. El lunes se ve como algo lejano. Si no fuera una cursilada, diría que parece que el tiempo se ha detenido. Mi mujer suele decir que el Cielo debe ser una sucesión eterna de sábados por la noche. Viene Pep, el dueño, a saludarnos. Nos avisa que cerrarán durante un mes, porque van a cambiar la cocina. Nos cuenta cómo será la nueva. Le brillan los ojos. Se la hacen a medida de lo que el restaurante necesita. Tendrá no sé cuántos fuegos, un horno espléndido, conducciones de electricidad, agua, gas... En fin, una maravilla. Le va a costar un pastón. Dice: “No tengo ese dinero, pero me lo presta la Caja de Ahorros de San Quirico”....

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¡Qué niño más mono!

@Leopoldo Abadía - 23/09/2008

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Como en Dinamarca

@Leopoldo Abadía - 20/09/2008

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Acerca de...

@Leopoldo Abadía

Leopoldo Abadía es un chaval de 75 años, 12 hijos y 36 nietos, ex profesor del IESE y presidente del Grupo Sonnenfeld, que asegura no saber nada de economía pero que ha puesto en claro la mejor explicación en castellano sobre la crisis subprime.
A partir de ahí, para su sorpresa, miles de personas de todo el mundo consultan diariamente su blog. Desde su atalaya de San Quirico, aporta una voz independiente sobre la complicada realidad económica y social actual. Sin más pretensiones.