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A la familia March y a los primos Alberto Cortina y Alberto Alcocer, los Albertos, se les ha agotado la paciencia con Florentino Pérez, presidente de ACS, en su empeño por hacerse con el control de Iberdrola desplazando a Ignacio Sánchez Galán de la presidencia. Antes del próximo mes de junio deberá estar resuelto el dilema: o ACS se hace con la mayoría de la eléctrica, o tendrá que proceder a vender el 11% que actualmente controla.

No se trata exactamente de un ultimátum en el sentido literal del término, entre otras cosas porque las relaciones entre los accionistas mayoritarios de ACS y su hombre de confianza en la constructora siguen siendo muy buenas, pero tanto los hermanos March como los primos Albertos hace tiempo –muy claramente desde que la crisis financiera de las subprime acabara en agosto con el dinero fácil y barato- quieren vender la participación de ACS en Iberdrola.

Tanto March como los Albertos han experimentado en esta batalla el mismo cambio de mood que la inmensa mayoría del tejido empresarial y financiero madrileño: si a primeros de año en curso nadie daba un duro por Sánchez Galán en Iberdrola, tan alta es la reputación de las habilidades de Florentino para moverse tras las bambalinas del poder político, con el paso del tiempo las cañas se han tornado en lanzas, y hoy nadie apuesta un duro por Florentino en esta pelea. Galán ha resultado un hueso muy duro de roer, como muchos ya sabían o sospechaban.

Fuentes cercanas al grupo mallorquín consultadas por este diario, dentro de la prudencia que le caracteriza, han señalado que “la de Iberdrola es una estupenda inversión que no está condicionada por ninguna urgencia. Desde luego que han ocurrido cosas, y a la vista de esas cosas no sería descartable salir de Iberdrola si se presentara una oportunidad de vender y hacer una buena plusvalía, para colocar ese dinero en otro sitio. Así es como se ven las cosas”.

El cansancio de los March con la pelea de Iberdrola es compartido por los Albertos, que además han venido sufriendo la labor de zapa del propio Sánchez Galán a través de Juan Luis Arregui, vicepresidente y accionista destacado de Iberdrola y a la vez presidente, con sus amigos los Albertos como socios de referencia, de la papelera ENCE: “Pero diles a éstos que vendan; qué hacen aquí...”.

Florentino Pérez se encuentra, pues, en una posición incómoda, aunque está lejos de haber arrojado la toalla. De hecho, ha pedido a sus señoritos algo parecido a un tiempo muerto. El combativo Floro está convencido de que “tiene operación”, y que Galán no se va a salir con la suya, por muy adversas que sean ahora las circunstancias y muy duro que se haya puesto el mercado para levantar la friolera de varias decenas de miles de euros. Iberdrola valía ayer en Bolsa 54.182 millones de euros, frente a los 13.822 de ACS.

La operación que Pérez lleva entre manos tiene un dead line: el mes de marzo próximo, y un socio de campanillas, francés para más señas, con quien este mismo mes de octubre se ha reunido en Madrid. La fecha de marzo, que justifica el dilatado plazo –junio- dado por los socios de referencia de ACS, podría tener que ver con las elecciones generales a celebrar en dicho mes, aunque esto no pasa de ser una mera especulación.

Mientras tanto, Sánchez Galán sigue a lo suyo, empeñado en ponérselo cada día un poquito más difícil a Pérez y sus poderosos socios. La eléctrica ha elegido ya a los coordinadores globales de la salida a Bolsa de Ibernova, su filial de energías renovables, salida que se realizará antes de fin de año, cuando finalice la absorción de los negocios de renovables de la propia Iberdrola y de Scottish Power, y cuyo valor estará comprendido entre los 16.000 y 18.000 millones de euros.

En ACS, no obstante, hay unanimidad a la hora de criticar el comportamiento de Sánchez Galán en este episodio, “porque cuando nos planteamos la entrada en Iberdrola para consolidar nuestra posición en el sector energético, fue el propio Florentino quien abiertamente se lo planteó: `nunca sin tu beneplácito´. Durante un tiempo se produjo un silencio, que solo la aparición de E.On en la batalla de Endesa logró romper. El mensaje fue escueto: `por mi parte, ningún problema´. Pero después, y sin saber por qué, el propio Galán cambia de postura y decide enrocarse y embarcarse en una huida hacia delante, en la que sigue instalado”.

“De modo que dadas las circunstancias y el punto muerto en que se encuentra esta inversión, e independientemente de que la compañía nos guste mucho, seguramente no tiene mucho sentido seguir apostando por el futuro de ACS en Iberdrola”. Florentino Pérez, pues, tendrá que darse prisa. March y Albertos quieren pasar página en Iberdrola.

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