publicidad
publicidad
Logo de Cotizalia
Martes, 17 de abril de 2007 (Actualizado a las 17:32)
Portada   Empresas   Mercados   Economía   Análisis   Cotizados   Acciones   Fondos   Warrants   Foros         

Zapatero tira de la economía como arma electoral para tapar sus ‘patinazos’ políticos

EMPRESAS

Zapatero tira de la economía como arma electoral para tapar sus ‘patinazos’ políticos

@Carlos Sánchez - 17/04/2007

Votar esta noticia

Resultado (160 Votos)

enviar a un amigoimprimiraumentar tamaño letradisminuir tamaño letra

Cambio de ciclo. El presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, alternó ayer el paso para devolver a la economía el escenario principal de su acción de gobierno. De esta forma, el líder socialista pretende que pasea a un segundo plano algunos de los acontecimientos políticos que durante los últimos años le han dado más disgustos: la redacción del Estatuto de Cataluña y el proceso de paz establecido con la banda terrorista ETA.

A Zapatero le sucede justo lo contrario que al legendario Chu En-Lai, la mano derecha de Mao desde los tiempos de la Larga Marcha. Se cuenta que, en una ocasión, el ministro de Exteriores que promocionó el acercamiento de EEUU y China en tiempos de Nixon, y el ascenso como jefe de la República de Deng Xiaoping -el cerebro de la apertura del gigante asiático-, fue requerido por una delegación de periodistas occidentales acerca de la opinión del Partido Comunista Chino sobre la Revolución Francesa. El viejo líder comunista asombró a sus interlocutores con una respuesta sorprendente: “Es un acontecimiento demasiado reciente; aún no tenemos perspectiva histórica suficiente para pronunciarnos sobre la Revolución Francesa”.

Rodríguez Zapatero, por el contrario, sí que recuerda el pasado más reciente. Hoy cumple tres años en el poder. O, mejor dicho, en la Moncloa. Y ayer, dedicó la mañana a valorar la marcha económica del país. Su impresión no deja lugar a dudas: “2006 ha sido el mejor año económico de la democracia”, dijo con tono elocuente a sus invitados al acto de la Bolsa de Madrid. Se trata de una verdad a medias.

1999 sigue siendo el ejercicio más brillante de la historia económica española reciente. Al menos, desde el punto de vista de las grandes magnitudes macroeconómicas, que es la vara de medir que utilizó ayer el presidente para defender su legado económico ante la crème de la crème del capitalismo español.

Cuatro datos. En 1999, el Producto Interior Bruto (PIB) creció un 4,7% (frente al 3,9% del año pasado); el Índice de Precios de Consumo (IPC) cerró en tasa media en el 2,3% (frente al 3,5% del año anterior). Se crearon 793.000 puestos de trabajo (según la Encuesta de Población Activa), por encima de los 687.600 del último ejercicio. Y, por último, el déficit del sector exterior -medido por la balanza de pagos por cuenta corriente- fue claramente negativo (-16.500 millones de euros), pero desde luego muy por debajo de los -85.000 millones de dólares con que se cerró el año pasado.

Datos a favor

Por el contrario, la tasa de desempleo, el saldo de las cuentas públicas (con su superávit del 1,8% del PIB) y el endeudamiento público (no el privado, que siguió creciendo) sí que acabó con mejores registros en 2006 que en 1999, al igual que la inversión (formación bruta de capital fijo) en relación al PIB, que el pasado año alcanzó una cota verdaderamente histórica: equivalente al 30% del Producto Interior Bruto.

Sigamos con el relato del presidente. Dijo Zapatero, y tiene razón, que en 2006 se ha prolongado un año más “y a los más altos niveles de intensidad” un periodo de expansión que dura ya década y media; y que, por primera vez, se han superado los 20 millones de ocupados. Cierto. Pero con una salvedad. El número de nuevos puestos de trabajo ha crecido mucho, pero también la población, lo que explica que la tasa de empleo respecto a la eurozona apenas haya avanzado en tres puntos entre 2004 y 2006, el trienio de mayoría socialista.

Según Eurostat, la tasa de empleo el año pasado representó el 99,3% de la media de la Unión Económica y Monetaria (UEM), frente al 96,2% que se registró durante el año del cambio del Gobierno. ¿Quiere decir esto que se crea ahora menos empleo que con el Gobierno anterior en relación a Europa? Evidentemente, no. El patrón de crecimiento del anterior Ejecutivo era muy similar al actual, ya que estaba basado en la utilización del factor trabajo y no de la productividad como principal motor del desarrollo. Entre el año 2000 y el 2004, la convergencia en el nivel de empleo fue de cuatro puntos. A uno por año. Es decir, exactamente igual que con el Gobierno socialista.

La productividad

Sigamos con el relato del presidente. Sostiene Zapatero que “desde mediados de los años 90 nuestra productividad ha presentado avances muy moderados, inferiores claramente a los experimentados por las principales economías europeas”. Nada más cierto. La productividad por hora de trabajo alcanzaba en 1996 los 114,2 puntos (Unión Europea a 25 igual a 100), pero es que en 2006 había bajado hasta representar únicamente el 96,3% de la media europea.

Hay aquí, por lo tanto, un problema, como admite el propio Zapatero. En su opinión, este handicap desde el punto de vista de la competitividad (se necesitan más trabajadores para producir un mismo bien que en los países de nuestro entorno) sólo puede combatirse mediante tres instrumentos: más inversión en infraestructuras, más atención a la formación en capital humano y más dinero a Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i).

Para Zapatero, esta apuesta por el futuro ya se está dejando notar en las cifras que muestran los avances de productividad, toda vez que se ha pasado del 0,4% al 0,8%. Verdad. Pero, también, a medias. La productividad española continúa siendo la más baja de Europa, y el repunte de 2006 obedece más a razones de comportamiento cíclico de la economía española (recuperación de las exportaciones por la mejoría experimentada en Francia y Alemania) que al hecho de haberse desplegado un nuevo patrón de crecimiento.

Como reconoce el informe del presidente, España cuenta con una estructura productiva menos favorable al crecimiento de la productividad “por el mayor peso relativo de la construcción y el turismo, y el menor peso relativo de la industria”. Y, que se sepa, esa estructura del PIB apenas ha variado en los últimos años. Si cabe, en sentido contrario a los avances que justifican los avances de la productividad.

La apelación al factor trabajo como motor del crecimiento explica, sin lugar dudas, el frenazo que ha sufrido la convergencia real de España con la Unión Europea en términos per cápita. Según los datos de Moncloa, el PIB por cabeza ha pasado de representar el 87,6% de la media de la UE a 25 en 1996 al 98% una década más tarde.

Así ha sido. Pero, al mismo tiempo, esa evolución oculta una realidad. Esconde que en 2006 la convergencia se ha frenado en seco. Según el Banco de España, y respecto a la UE, se ha mantenido clavada en el 98,4% en 2005 y 2006. Es decir, no ha habido convergencia. La razón es muy simple. La economía ha crecido muy por encima de la media comunitaria (un 3,9% frente al 3%), pero es que también el número de habitantes ha crecido de forma bastante más acelerada: un 1,6% frente al 0,6%. Quiere decir esto que aumenta la tarta a buen ritmo, pero también el número de comensales.

Votar esta noticia

Resultado (160 Votos)

enviar a un amigoimprimiraumentar tamaño letradisminuir tamaño letra

Opiniones de los lectores (0)

Deja tu comentario

Todos los derechos reservados © Prohibida la reproducción total o parcial

Auditado por Ojd