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Los diez tortazos del inspector a BFA-Bankia: falta de honradez, insolvencia, mentiras...
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LOS 'MAILS' DEMOLEDORES DE CASAUS

Los diez tortazos del inspector a BFA-Bankia: falta de honradez, insolvencia, mentiras...

Los correos que envió el inspector de BFA-Bankia al Banco de España son una colección de durísimos reproches a la gestión del banco que explican cómo se llegó al rescate

Foto: Sede de Bankia en Madrid. (Reuters)
Sede de Bankia en Madrid. (Reuters)

1. El banco era inviable

Es la principal conclusión de los cuatro correos enviados entre abril y mayo de 2011 por el inspector jefe empotrado en BFA-Bankia, José Antonio Casaus, a sus superiores en el Banco de España, en concreto Pedro Comín (que sigue siendo director general adjunto de Supervisión), y que cayeron en saco roto. Casaus repite una y otra vez esta idea —"Dije que no lo diría más... ¿o sí?", llega a bromear—, que basa en la situación de rentabilidad, liquidez y solvencia del grupo.

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Respecto a la primera, sostiene que el margen de intereses (el que mide el negocio básico bancario) ya era negativo en el primer trimestre de 2011 si se quitaban los extraordinarios, y que con un margen de explotación de 600 millones era imposible atender los saneamientos y los vencimientos de deuda. Sobre la liquidez, sostiene que la única forma de devolver la deuda de BFA (el banco malo que actuaba como matriz de Bankia) era recurrir a nuevas ayudas públicas (emisiones avaladas) o a pagar con acciones de Bankia. Y finalmente, considera que Bankia tenía un déficit de solvencia —que se agravaría con las nuevas normas de Basilea III— y que era aún mayor con las pérdidas que no había reconocido en el crédito relacionado con el ladrillo.

2. Morosidad oculta y suelo sobrevalorado

Si por el lado de los ingresos la entidad se estaba desplomando, el problema más grave estaba en el aumento de la morosidad y de los inmuebles adjudicados, que fueron la causa última del hundimiento de las cajas en general y de BFA-Bankia en particular. Así, habla de "promotores dudosos no contabilizados como dudosos" o de que hay "promotores que son dudosos (todos) pero están en normal o subestándar", es decir, sin provisionar.

Las pérdidas no provisionadas por la entidad son las que se comieron el capital y, en última instancia, hicieron imprescindible el rescate de Bankia con 22.424 millones de dinero público

Según sus cuentas, estas carteras alcanzaban 71.000 millones y solo tenían una cobertura del 18%, sin contar con que también habría mora en otros créditos: empresas de otros sectores (consumo, hipotecas...) Finalmente, también había que tener en cuenta sus activos ilíquidos y aún sobrevalorados", como los inmuebles adjudicados, en particular el suelo. Casaus reconoce que existían 3.000 millones de provisiones genéricas y específicas no asignadas en BFA , tal como ha confirmado recientemente Goirigolzarri, pero insiste en la insuficiencia de la cobertura dadas las enormes pérdidas no provisionadas que tenía el grupo, que son las que se comieron el capital y, en última instancia, hicieron imprescindible el rescate de 22.424 millones de dinero público.

Estas afirmaciones de Casaus contradicen la tesis mantenida por el Banco de España y del auditor, Deloitte de que había provisiones de sobra en Bankia.

3. BFA estaba quebrado

Si la actividad bancaria era inviable, el nuevo banco malo segregado con los peores activos, que a la vez era la matriz de Bankia -BFA-, estaba quebrado. En el primero de los correos remitidos por Casaus y que ha aportado a la instrucción de la salida a bolsa de Bankia en la Audiencia Nacional, explica que la matriz tenía 21.000 millones de pasivo, 5.000 millones más que su activo sin contar Bankia, por lo que necesitaba que esta valiera 12.000 millones en la salida a bolsa para cuadrar.

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Hay que recordar que este valor se redujo a 6.500 millones en la OPV por la falta de demanda de inversores profesionales, y que la diferencia —así como la desconsolidación de los créditos fiscales— provocó la situación de insolvencia de BFA como explicaron los dos peritos del Banco de España para el juez Andreu. Y eso, sin contar la "bomba del Banco de Valencia", entonces filial de BFA y poco después intervenido y vendido a La Caixa en subasta.

4. Pan para hoy y hambre para mañana

Casaus califica de "pan para hoy y hambre para mañana" la política desarrollada por las entidades que se integraron en Bankia en 2009 y 2010 "para salvar la cuenta de resultados". En estos correos se refiere a "la recompra de pasivos", es decir, de deuda que cotizaba por debajo de su precio de emisión (con pérdidas para los inversores) y los "sales and lease back de oficinas", esto es, la venta de las oficinas para seguir ocupándolas en alquiler, una práctica generalizada en el sector en ese momento. En otros correos con los que ya contaba Andreu, el inspector añade que la política de reducción de la morosidad consistía únicamente en refinanciar, es decir, la célebre "patada adelante" para no reconocer créditos como morosos y no tener que provisionarlos.

5. Falta de honradez de los "10 magníficos"

La responsabilidad de esta catástrofe recae, lógicamente, en los directivos de la entidad, sobre los que no ahorra calificativos: "Cuestionable honradez de los gestores", "consejo muy politizado y poco profesional", "gestores desalineados entre sí y desacreditados ante el mercado", "falta de coraje de los gestores para afrontar la difícil situación económica y financiera del grupo", "falta de sintonía entre el presidente y el vicepresidente" [Rato y Olivas], "aparentes conflictos de interés" (uno de los miembros de la comisión de retribuciones era un promotor valenciano financiado por Bancaja) y un largo etcétera.

Especial hincapié hace en que se llevaron un bonus en 2009 superior al que correspondía a base de inflar el resultado y en que pretendían apuntarse un bonus cuatrienal de 154 millones y otro incentivo a largo plazo de 25 millones concedido por Blesa y que finalmente anuló Rato. Casaus denomina los "10 magníficos" a los que querían llevarse esas cantidades, los miembros del comité de dirección de Caja Madrid. Seguro que les suenan porque todos tenían tarjeta 'black': el citado Blesa, Carlos Martínez, Ricardo Morado, Mariano Pérez Claver, Ildefonso Sánchez Barcoj, Juan Astorqui, Rafael Spottorno, Matías Amat, Carmen Contreras y Ramón Ferraz.

Foto: Tarjetas 'black'. (ElConfidencial.Lab) Opinión
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6. Mentir está feo

Dentro de las acusaciones que el inspector lanza a los entonces responsables de BFA-Bankia, sobresale la de mentir al mercado, una práctica muy habitual en las entidades que atraviesan situaciones críticas. "Hay que mejorar la transparencia y la veracidad de la información al mercado (cómoda situación de liquidez, beneficios recurrentes que no son tales, anteriormente inflaban el denominador para el cálculo del ratio de morosidad)". No obstante, Casaus detecta que estas mentiras no 'cuelan': achaca en parte el deterioro de la situación de Bankia a "la percepción que hay en el mercado de las dificultades del grupo". Por concluir con lo referente a los gestores, Casaus considera que los salarios son medios-altos para un sector en dificultades y que es necesario un "recorte generalizado de los sueldos del 10-15%".

7. Salida a bolsa: bombona de oxígeno

Ante esta situación, la solución que se adoptó desde las instancias políticas (Banco de España y Ministerio de Economía) fue la salida a bolsa de Bankia mediante una ampliación de capital para cubrir su déficit de capital. Pero Casaus se opuso furibundamente porque consideraba que solo permitía ganar tiempo pero no solucionaba los graves problemas del grupo: "Solo es una bombona de oxígeno que permitirá cumplir temporalmente con los nuevos requisitos de solvencia pero que no logrará transformar la estructura de Bankia". "No funcionará y creará quebranto al contribuyente". Añadía que, si no había más remedio que hacer esta operación, que fuera como un único banco y no con la doble estructura de BFA y Bankia, porque eso le permitiría buscar un comprador para el conjunto del grupo.

placeholder Rodrigo Rato, en una foto de archivo, toca la campana en la salida a Bolsa de la entidad. (EFE)
Rodrigo Rato, en una foto de archivo, toca la campana en la salida a Bolsa de la entidad. (EFE)

8. Inevitable nacionalización: socializar pérdidas

Los 'mails' del inspector del BdE muestran que se había resignado a que sus propuestas no fueran aceptadas y que estaba convencido de que el inevitable futuro del grupo era muy parecido al que acabo ocurriendo, e incluso se aproximó bastante a la magnitud de la hecatombe. A su juicio, BFA tendría que se nacionalizado y el FROB tendría que poner mucho más dinero público (entonces solo había hecho una primera inyección de 4.465 millones), que cuantificaba en otros 15.000 millones (finalmente fueron 17.959); y Bankia "será vendido a un tercero por menos de lo que hoy podría conseguirse", "pues no generará beneficios recurrentes". Con ello, "habremos socializado las pérdidas y habremos perdidos unos meses/años", "algo injusto y contrario a lo que nos pide la norma (velar por un uso eficiente de los recursos públicos)".

9. La que se nos viene encima con las preferentes

Y si esta iba a ser la solución, Casaus ya preveía que una parte del pato la tendrían que pagar los tenedores de preferentes y deuda subordinada para reducir el coste para el erario público. Pero eso no sería posible por el escándalo social que provocaría: "Al final, el FROB tendrá que responder frente a los tenedores de subordinadas y de preferentes para evitar que digan que un banco público deja tirados a unos inversores privados minoristas". Exactamente lo que acabó pasando, aunque primero se les aplicó una quita antes de que el Gobierno aceptara un arbitraje para devolverles el dinero a costa del contribuyente. "El Estado tendrá que apechugar con los tenedores de preferentes y subordinadas, con lo que también habría pérdidas para el contribuyente". Por cierto, en otro de los mails que obran en la causa, de abril de 2011, Casaus alertaba de que estos inversores tenían derecho a salirse al precio que invirtieron, pero la entidad no les dijo nada y el BdE calló.

placeholder Afectados por las participaciones preferentes de Caja Madrid hacen cola para acceder al juzgado de lo Mercantil. (EFE)
Afectados por las participaciones preferentes de Caja Madrid hacen cola para acceder al juzgado de lo Mercantil. (EFE)

10. Mejor venderlo por cero que rescatarlo

Para evitar este funesto desenlace, la propuesta que el inspector hizo a sus superiores fue intentar vender BFA-Bankia a "un banco (a ser posible extranjero) que con capacidad financiera suficiente para convencer al mercado de que puede afrontar los 120.000 millones de financiación mayorista sin mayores problemas (...) Esta toma de control y el consiguiente menor coste de financiación HARÍA VIABLE UN GRUPO QUE HOY NO LO ES" (las mayúsculas y el subrayado son de Casaus). A su juicio, "esta sería la solución definitiva y la óptima, pues no perdería nadie: ni el contribuyente ni los acreedores. Y creo que es posible. Otra cosa es que los políticos que gestionan Bankia no quieran explorar esta vía par ano perder sus poltronas ni su herramienta de financiación". E incluso proponía "reducir el precio de compra hasta cero" para facilitar la búsqueda de un comprador. En descarga de sus superiores hay que decir que, antes de la salida a bolsa, se exploró una fusión con La Caixa, pero la entidad que presidía Isidre Fainé​ la rechazó ante la situación irreversible de BFA-Bankia.

1. El banco era inviable

Es la principal conclusión de los cuatro correos enviados entre abril y mayo de 2011 por el inspector jefe empotrado en BFA-Bankia, José Antonio Casaus, a sus superiores en el Banco de España, en concreto Pedro Comín (que sigue siendo director general adjunto de Supervisión), y que cayeron en saco roto. Casaus repite una y otra vez esta idea —"Dije que no lo diría más... ¿o sí?", llega a bromear—, que basa en la situación de rentabilidad, liquidez y solvencia del grupo.

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