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Cuatro años después del "haré lo que haga falta" de Draghi... ¿ha sido suficiente?
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pasará a la historia por salvar el euro

Cuatro años después del "haré lo que haga falta" de Draghi... ¿ha sido suficiente?

Draghi entraba en la historia de los bancos centrales por la puerta grande tras convertirse, con una frase, en el salvador del euro. Haré lo que sea necesario y, créanme, será suficiente

Foto: El presidente del BCE, Mario Draghi (Reuters)
El presidente del BCE, Mario Draghi (Reuters)

Tal día como hoy hace cuatro años, un casi recién llegado -seis meses antes- Mario Draghi, entraba en la historia de los bancos centrales por la puerta grande tras convertirse, con una sola frase, en el salvador del euro. "Haré todo lo que sea necesario y, créanme, será suficiente". Nunca unas palabras habían tenido tanta influencia en los mercados de capitales como esas y, desde entonces, tampoco después.

Esta declaración de intenciones la hacía el banquero ante un auditorio lleno de empresarios e inversiones justo una semana antes de la reunión de agosto del Consejo de Política Monetaria del Banco Central Europeo y con España al borde del precipicio amenazando con arrastrar en la caída al resto de la Eurozona. Y es que la cuarta economía de la región estaba a punto del colapso tras cuatro días con la prima de riesgo por encima de los 600 puntos básicos y las rentabilidades de la deuda, no sólo del largo plazo, sino del papel a más corto vencimiento, en niveles que hacían insostenible su financiación en el mercado.

En aquel entonces no se sabía muy bien qué implicaba ese "it" (lo) del "Whatever it takes" (lo que sea necesario) y cómo lo iba a hacer sin salirse de su mandato. Cuatro años después sabemos que se refería a una serie de medidas monetarias, no sólo convencionales, sino también extraordinarias, que han acabado dejando los tipos de interés en el 0% (frente al 1% de entonces), la facilidad de depósito en el -0,40% (desde el 0,25%), el tamaño de las operaciones de refinanciación a largo plazo en un billón de euros, la liquidez de emergencia para Grecia en los 54.000 millones de euros y, la madre de todas las medidas, un esperado QE europeo (programa de expansión cuantitativa o de compra de bonos) de 1,1 billones de euros abierto a ampliarse en cantidad y tiempo. En total, una expansión de la hoja de balance del regulador europeo hasta los 3,2 billones de euros, que supone el 131% del PIB de la zona euro.

España se financia a mínimos históricos

La pregunta que se hace ahora el mercado es si realmente "fue suficiente" como aseguró el banquero italiano al tiempo que espera nuevas medidas que apuntalen la economía de la región en un momento de gran incertidumbre para la Unión Europea cuando un país como es Reino Unido, por iniciativa propia no por la presión extrema del mercado, se dispone a abandonar en un hecho sin precedentes y que hasta la fecha ni se había contemplado.

Así, por el lado de la financiación de los países que era lo que estaba en jaque aquel verano de 2012, se puede decir que sí, fue suficiente. "Los intereses de los bonos periféricos sugieren que sí lo fue. Los inversores no han vuelto a demandar las primas que pedían entonces y que llevaron al colapso de las rentabilidades", aseguran desde M&G en su último informe de Bond Vigilantes.

De hecho, si se atiende al gráfico de la evolución experimentada por los tipos de los principales bonos a diez años de la región, nos encontramos que la situación ha dado un giro de 180 grados y no sólo España está financiándose al menor interés de su historia, sino que incluso países como Alemania están ofreciendo rentabilidades negativas no sólo en el secundario, sino también en el primario.

No se ha hecho nada en el frente fiscal

No obstante, aunque el éxito de Draghi reside en el hecho de que logró traer calma y estabilidad a un mercado que se encontraba en su pico máximo de volatilidad, incluso salvando la moneda única, "desafortunadamente nada ha cambiado desde el frente fiscal", aseguran desde M&G. Así, el sistema se ha convertido en una suerte de adicto a la liquidez inyectada en vena directamente desde los bancos centrales -no sólo por parte del BCE- que a medida que pasa el tiempo se hace más difícil salir de ella. A día de hoy no se pueden calibrar las consecuencias que tendrá la retirada de los estímulos y esto está haciendo, por ejemplo, que la Reserva Federal de Estados Unidos ande con pies más que de plomo sin iniciar el proceso ante las incertidumbres de la economía global y a pesar de que los indicadores internos lo apoyan.

"Europa todavía se enfrenta a importantes problemas estructurales con una significativa divergencia económica entre los distintos estados de la Eurozona", explican los expertos. "El Brexit, además, probablemente se convierta en un viento en contra para el crecimiento económico", continúan. "Europa todavía está luchando con elevadas tasas de desempleo y una inflación muy baja a pesar de cuatro años de políticas monetarias extraordinarias. Con los mercados esperando más estímulos en septiembre, parece que el trabajo del BCE haciendo 'todo lo necesario' todavía no ha terminado", concluyen.

Tal día como hoy hace cuatro años, un casi recién llegado -seis meses antes- Mario Draghi, entraba en la historia de los bancos centrales por la puerta grande tras convertirse, con una sola frase, en el salvador del euro. "Haré todo lo que sea necesario y, créanme, será suficiente". Nunca unas palabras habían tenido tanta influencia en los mercados de capitales como esas y, desde entonces, tampoco después.

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