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Españoles por Omaha: siguiendo los pasos de Warren Buffett
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Españoles por Omaha: siguiendo los pasos de Warren Buffett

No dejó grandes titulares la conferencia. Alertó Buffett del peligro que implica tener tipos de interés cero durante demasiado tiempo. Y, por supuesto, no dejó ni una pista sobre su sucesión

Foto: El inversor Warren Buffett en la conferencia anual de Berkshire Hathaway en Omaha. (Reuters)
El inversor Warren Buffett en la conferencia anual de Berkshire Hathaway en Omaha. (Reuters)

“Nada, soy feliz, he sido muy afortunado”. Así respondió Warren Buffett, el mejor inversor de todos los tiempo, a la pregunta de Gaspar, que se había presentado como “un español que vive en Londres”.

Su cuestión, “¿Qué habrías cambiado de tu vida para ser más feliz?”, fue la primera de las que durante más de cinco horas plantearon sus accionistas este sábado al Oráculo de Omaha.

Fue en el considerado Woodstock del capitalismo, la conferencia anual de su empresa Berkshire Hathaway, a la que se calcula que este año volvieron a asistir más de 40.000 personas entre las que se vio más españoles que nunca.

“Estoy sorprendido”, reconocía François Badelon, gestor francés residente en Barcelona, durante la quedada que había organizado después del evento en Upstream Brewery, una coqueta cervecería de la ciudad. “No podía pensar que vinieran tanta gente desde España para ver a Buffett”.

Uno de ellos era el bilbaíno Rafael Soto, que había alcanzado así una de sus metas, animado por su mujer, según había explicado en su blog en Unience, la red social de inversores. “Ha sido una maravilla escuchar a Warren Buffett (de 85 años) y Charlie Munger (su socio, de 92). Era un sueño que tenía desde que descubrí a Buffett. Llevaba ya diez años invirtiendo, y me encontraba en una época un tanto confusa, que él me ayudó a despejar”.

“Esto es un master”, añadía el donostiarra Joaquín Aranzábal, que viajaba por tercera vez a la capital de Nebraska para asistir a la reunión de accionistas de Berkshire. “Escuchando durante todo un día a dos gestores tan brillantes y tan humildes como ellos aprendes más que en cualquier curso o seminario”.

Pablo Martínez, especialista de producto de Bestinver, aprovechó el viaje para visitar el 3555 de Farnam Street, el edificio donde Berkshire, una de las mayores compañías del mundo, tiene su sede en una humilde oficina alquilada. “Es emocionante estar aquí en Omaha, en la cuna del value investing, que es la filosofía más acertada para invertir en renta variable”, afirmaba.

Casi una experiencia religiosa fue el fin de semana para Óscar Santiago, banquero privado de una entidad española. “Es como cuando un católico conoce al Papa en una peregrinación. Warren y Charlie tendrían que vivir eternamente. Son un ejemplo irrepetible en la inversión, pero también como seres humanos por su pasión , su sencillez, humor y agilidad mental”.

Santiago y su mujer habían conseguido hueco de milagro en la zona más alta del estadio Century Link, en el sector 210, tras madrugar para ponerse a la cola. Tuvieron que soportar allí la lluvia y el frío de un día tan desapacible en Omaha, que obligó a la organización a abrir las puertas a las 06.30, media hora antes de lo previsto.

Una vez dentro guardaron sitio para Arantxa Rubio y Natàlia Ribe, las ganadoras del concurso para viajar a la conferencia organizado por segundo año consecutivo por Unience, con la colaboración de Bestinver.

Ellas permanecieron allí durante las tres primeras horas, pero después consiguieron un hueco mucho más cerca del escenario y pocas filas detrás de Bill Gates, amigo de Buffett y miembro del consejo de administración de Berkshire Hathaway.

Sólo los consejeros de Buffett tenían hueco preferente en el estadio. Todos los demás, por muy grandes personalidades que fueran en el mundo de la gestión, como Mario Gabelli, Monish Pabrai, Guy Spier y otros muchos, tenían que madrugar y pelear por un sitio con el resto de inversores, sin privilegios.

No dejó grandes titulares la conferencia. Alertó Buffett del peligro que implica tener tipos de interés cero durante demasiado tiempo: “Ya está teniendo un impacto, nos hace pagar más por las compañías que compramos”, aunque dijo que no le preocupaba especialmente que los tipos pasaran de estar en 0 a estar en negativo.

Avisó, una vez más, del riesgo de algunos derivados financieros: “Sigo pensando que son una bomba de relojería para el sistema”. Y volvió a lanzar un dardo a Donald Trump, el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, cuando fue preguntado por el efecto que podrían tener sus políticas en los negocios de Berkshire: “Eso no sería lo peor…”

Insistió en que sigue buscando ‘elefantes’ que cazar, grandes compañías en las que poner a trabajar parte de la liquidez que acumula. Su última gran adquisición fue Precision Castparts, compañía en la que se gastó más de 32.000 millones de dólares.

Y, por supuesto, no dejó ni una pista sobre su sucesión, otra de las preguntas habituales cada año: “Tenemos muy clara la persona, pero no tiene sentido anunciarla hasta que llegue el momento. Quizá sea dentro de un tiempo y las situaciones y las personas pueden cambiar en ese periodo”.

No es el caso de Warren y Charlie, de Charlie y Warren, que a pesar de su edad, siguen derrochando sentido común cada año por estas fechas durante más de cinco horas en Omaha. Todo un espectáculo del que cada vez más españoles son testigos directos.

“Nada, soy feliz, he sido muy afortunado”. Así respondió Warren Buffett, el mejor inversor de todos los tiempo, a la pregunta de Gaspar, que se había presentado como “un español que vive en Londres”.

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