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Comprar deuda corporativa es tirar a pichón parado tras el BCE... pero con cuidado
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DRAGHI TAMBIÉN ADQUIRIRÁ ESTOS TÍTULOS

Comprar deuda corporativa es tirar a pichón parado tras el BCE... pero con cuidado

Los bonos de empresas son uno de los activos más beneficiados de las nuevas medidas del BCE, puesto que va a comprarlos en mercado. Parece una inversión segura pero tiene riesgo

Foto: Mario Draghi, presidente del BCE. (EFE)
Mario Draghi, presidente del BCE. (EFE)

Después de lo ocurrido con la deuda pública europea, cuyo precio de ha disparado a máximos (y su rentabilidad a mínimos) gracias a las compras del Banco Central Europeo, el anuncio de que Mario Draghi va a hacer lo mismo con la deuda de empresas debería llevar a los inversores a comprar todos los bonos corporativos que puedan. Es lo que los anglosajones llaman un "no-brainer" y aquí diríamos "tirar a pichón parado". De hecho, los diferenciales de esta deuda con los bonos del Estado se han estrechado notablemente tras el anuncio del BCE. Ahora bien, las cosas nunca son tan sencillas como parecen.

Draghi anunció el jueves que amplía el espectro de activos que puede adquirir en el famoso QE (quantitative easing) a los bonos privados con calificación de grado de inversión. Lo cual implica poner una red de seguridad bajo los pies de los inversores: estos títulos no pueden bajar porque el BCE te los va a comprar en última instancia. Es decir, otorga un 'put' (opción de venta) a los tenedores de estos títulos que saben que, como mínimo, no van a perder. Y lo normal es que ganen bastante, como ha ocurrido con la deuda pública.

"En nuestra opinión, lo que hizo el BCE ayer es una buena noticia para los activos de riesgo. En particular, creemos que la renta variable europea encierra un importante atractivo. Y los 'spreads' de deuda corporativa, incluido el 'high yield' (bonos de alto rendimiento), deberían hacerlo bien también", opina Álvaro Sanmartín, gestor de MCH. Tanguy Le Saout, responsable de renta fija europea de Pioneer, añade que “las perspectivas para el crédito europeo son sin lugar a dudas más positivas ahora que antes de la rueda de prensa. El hecho de que haya adquisiciones de bonos corporativos cada mes apoyará los diferenciales”.

“Es un progreso positivo para la deuda corporativa”, opina la gestora Muzinich. Aunque sólo serán elegibles las compañías con grado de inversión, la reducción esperada del diferencial en ese espacio, la proporción todavía más negativa de deuda soberana europea y la búsqueda de rentabilidad apoyarán los flujos de entrada hacia el universo 'high yield', que ahora está afrontando un desequilibrio todavía más estructural entre la oferta y la demanda potencial”.

No es tan fácil como parece

Miel sobre hojuelas entonces. Pero cuidado. Las cosas no son tan sencillas, según advierten otros expertos. "Las decisiones del BCE del jueves no reducen los desafíos de los inversores que buscan rentabilidad", previene Pimco. "Creemos que pondrá el foco en la deuda pública periférica y los bonos corporativos con grado de inversión y 'high yield', lo que refuerza la necesidad de un análisis de crédito cuidadoso. El sector privado de la eurozona todavía se está desapalancando y los bancos tienen que deshacerse de sus préstamos morosos".

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Bank of America Merrill Lynch añade que "no estamos demasiado impresionados por haber añadido bonos corporativos no bancarios con grado de inversión a la lista de activos que el BCE puede comprar, no al menos hasta que tengamos más claridad sobre los detalles". Así, califica este programa de "poca cosa" en vez del "cañón" (esto sería el TLTRO 2) y considera que diseñar un programa de compras en estos activos es difícil. Más crítico aún se muestra Julius Baer, que recuerda que los bancos centrales nacionales son los que están comprando deuda de sus Gobiernos, cada uno del suyo, y no se sabe si lo mismo va a ocurrir con la deuda privada. Con el añadido de que muchas de las grandes empresas europeas emiten desde filiales en el extranjero por razones fiscales (en muchos casos desde paraísos), por lo que no está claro si contarán como bonos europeos.

¿Demasiado tarde?

A esto hay que sumar que el tamaño de este programa será notablemente más pequeño que el de deuda pública y que, como recuerda Sanmartín, "hay un elemento adicional que los inversores deberían tener en cuenta: la mejora progresiva del escenario macro, en un entorno en que los precios del crudo parecen estabilizarse, dará pronto paso a señales cada vez más claras de que no nos encontramos para nada en un escenario deflacionista sino, más bien, en uno en que las tasas de inflación van a tender a repuntar".

Finalmente, hay un punto muy importante: que es posible que ya lleguemos tarde. El mercado se ajusta de inmediato a las nuevas expectativas, como pudimos ver el viernes pasado, cuando Popular, Bankia y Sabadell se dispararon el 10% o más para reflejar el impulso a los beneficios de la banca que va a suponer la nueva línea de liquidez (el TLTRO 2), tal como explicó El Confidencial el sábado. Los diferenciales de la deuda corporativa frente a la pública también se han reducido notablemente en las dos últimas sesiones, así que al menos parte de la ganancia se ha escapado ya. Hay que recordar que la recomendación unánime de la última Round Table de Cotizalia en febrero fue precisamente los bonos 'high yield'

Después de lo ocurrido con la deuda pública europea, cuyo precio de ha disparado a máximos (y su rentabilidad a mínimos) gracias a las compras del Banco Central Europeo, el anuncio de que Mario Draghi va a hacer lo mismo con la deuda de empresas debería llevar a los inversores a comprar todos los bonos corporativos que puedan. Es lo que los anglosajones llaman un "no-brainer" y aquí diríamos "tirar a pichón parado". De hecho, los diferenciales de esta deuda con los bonos del Estado se han estrechado notablemente tras el anuncio del BCE. Ahora bien, las cosas nunca son tan sencillas como parecen.

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