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¿Semáforos de riesgo? Fíjese sólo si pone "producto no adecuado para minoristas"
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GUERRA ENTRE GUINDOS Y LA CNMV

¿Semáforos de riesgo? Fíjese sólo si pone "producto no adecuado para minoristas"

Con la pelea entre Economía y la CNMV, el ahorrador se va a encontrar con un montón de escalas diferentes e incluso contradictorias para medir el riesgo de los productos

Foto: Luis de Guindos junto a la presidenta d ela CNMV, Elvira Rodríguez (d) y la vicepresidenta, Lourdes Centeno (Efe)
Luis de Guindos junto a la presidenta d ela CNMV, Elvira Rodríguez (d) y la vicepresidenta, Lourdes Centeno (Efe)

Como suele ocurrir en este país, una idea que nace con buena intención -en este caso, advertir a los ahorradores del riesgo de los productos de inversión que les ofrece su entidad tras escándalos como las preferentes y la subordinada- se convierte en objeto de pelea política y acaba consiguiendo lo contrario de lo que pretendía: generar confusión y desorientar. Es lo que ha ocurrido con el famoso semáforo del riesgo o código de banderas de playa propugnado por la CNMV (un código de colores entre el verde -menor riego- y el rojo -riesgo muy alto-), que va a derivar en hasta cuatro sistemas diferentes. Para no perderse en este lío, lo más importante es prestar atención a que la información que le entreguen no diga en ninguna parte "producto no adecuado para minoristas".

En efecto, existe ya un sistema aprobado por Economía de seis categorías, de las cuales cinco son productos garantizados -la única diferencia entre ellos es la liquidez- y sólo una, la roja, tiene riesgo de pérdida. Además, los bancos ni siquiera tienen por qué poner un color en los folletos, sino que basta con incluir un número del 1 al 6. Ante la insuficiencia de este sistema, la CNMV ha anunciado esta semana que va a sacar su propio sistema, que va a exigir a las entidades la citada advertencia si un producto no es adecuado para los pequeños ahorradores, además de informar sobre la diferencia del coste del producto para el minorista y su valor real del mercado, o la probabilidad de los distintos escenarios de ganancia o pérdida.

Por si esto fuera poco, ni los fondos de inversión ni los planes de pensiones estarán incluidos en ninguno de estos sistemas, sino que tienen su propia escala de riesgos, en este caso de siete categorías en vez de seis. Además, es mucho más agresiva que la de Luis de Guindos: por ejemplo, la categoría 1 (la de menor riesgo) no implica que no se pueda perder, es decir, que ni siquiera tienen que estar garantizados para ser calificados como los más seguros. Los fondos tampoco estarán sometidos a las nuevas exigencias de la CNMV, sino que mantendrán sus sistema. Todo muy coherente y clarificador, como se puede observar.

Para acabr de rizar el rizo, los productos más agresivos tampoco están en ninguno de estos esquemas pese a que se pueden vender a los minoristas: hablamos de derivados, warrants, CFD, depósitos y bonos estructurados, CoCos (las nuevas preferentes) o 'unit linked', que entran en una categoría que Europa denomina PRIIP (productos de inversión minorista empaquetados, por sus siglas en inglés) y que tendrán su propio sistema, el cuarto, el próximo año. Eso sí, en este caso estará armonizado en toda Europa.

La OCU alerta del caos y del peligro del sistema

Un auténtico carajal, como se puede observar, que ha provocado incluso que algunas asociaciones de consumidores protesten. La OCU ha emitido esta semana un comunicado en el que critica que "este semáforo crea más confusión para los usuarios y no es un instrumento útil para el inversor". "Desde OCU creemos que este semáforo no evita la comercialización de productos tóxicos, ni aclara el riesgo que asume un inversor cuando contrata un producto “peligroso” por contener clausulas perjudiciales o no estar protegido por fondo de garantía alguno".

Una de sus principales críticas es que "lo primordial sería ampliar la obligación de este semáforo de riesgo para que incluyera aquellos productos más peligrosos como warrants, derivados, CFD, entre otros. Productos que actualmente están, por increíble que parezca, excluidos de la normativa". Este sistema de Economía es criticado porque llama a engaño: "El hecho de que las entidades puedan tener la potestad de elegir si publican la escala de colores o un simple número, recogido en una escala de 1 a 6, en lugar de la más lógica de 1 a 10 (donde un 5 no es un aprobado sino un alto riesgo) puede confundir más que aclarar".

Esta asociación de consumidores también ataca a la CNMV, "cuya escala actual de 1 a 7 para los fondos de inversión es todavía menos comprensible". Y aunque aprecia el esfuerzo anunciado esta semana por mejorar el sistema de Guindos, lo considera "insuficiente".

¿A qué se debe todo este caos? Inicialmente, la idea de crear este semáforo fue de la presidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez, que desarrolló un borrador de circular en 2014 que llegó a estar en consulta pública y que desapareció del mapa al llegar al Consejo de Estado. La razón fue que Guindos se apropió de la idea con la intención teórica de ampliarla de los productos de inversión (que son sobre los que tiene competencia la CNMV) a todos los productos bancarios, incluyendo depósitos.

El problema es que el resultado de este cambio es que la norma ha quedado totalmente descafeinada, con esa escala con sólo una categoría de riesgo o la posibilidad de utilizar la escala numérica del 1 al 6 en vez de los colores. Ni siquiera será obligatorio incluir el indicador de riesgo en la publicidad de los productos. Obviamente, el gran beneficiado de este aligeramiento de la norma es la banca, que de hecho había la hecho 'lobby' a través de la AEB para evitar la dureza de la circular de la CNMV y mantener la flexibilidad de poder colocar a los minoristas los productos que le convengan en cada momento. Asimismo, las gestoras de fondos -las principales son las de los bancos- mantenían su propio sistema.

... Y Rodríguez se revuelve

Ante esta situación, Rodríguez se ha revuelto contra Guindos y ha decidido retomar su vieja circular para "complementar, no enmendar" el sistema de Economía para "incrementar la seguridad jurídica y la protección del inversor". "Es mejor tener las reglas del juego claras. El inversor no tiene derecho a no perder, pero tiene todo el derecho del mundo a saber lo que hace y qué riesgo corre", explica la presidenta del supervisor del mercado, que añade que la Ley de 2012 le da competencias para ello.

Esta norma estará lista en el primer semestre y obligará a incluir la advertencia de "producto no adecuado para minoristas", si bien aún no se sabe qué caerá dentro de esa categoría. Asimismo, los comercializadores tendrán que explicar si existen diferencias entre el precio que paga el minorista y el de mercado como ocurre a menudo en los bonos (de hecho, es lo que llevó a que las preferentes se vendieran a minoristas, porque los profesionales exigían intereses mucho más altos). Finalmente, exigirá asignar la probabilidad de ganar o perder en varios escenarios de mercado: favorable, neutro o negativo.

Como suele ocurrir en este país, una idea que nace con buena intención -en este caso, advertir a los ahorradores del riesgo de los productos de inversión que les ofrece su entidad tras escándalos como las preferentes y la subordinada- se convierte en objeto de pelea política y acaba consiguiendo lo contrario de lo que pretendía: generar confusión y desorientar. Es lo que ha ocurrido con el famoso semáforo del riesgo o código de banderas de playa propugnado por la CNMV (un código de colores entre el verde -menor riego- y el rojo -riesgo muy alto-), que va a derivar en hasta cuatro sistemas diferentes. Para no perderse en este lío, lo más importante es prestar atención a que la información que le entreguen no diga en ninguna parte "producto no adecuado para minoristas".

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