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El desplome bursátil lastra el rescate de los planes de pensiones por su baja rentabilidad
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El desplome bursátil lastra el rescate de los planes de pensiones por su baja rentabilidad

El mal comienzo de año en las bolsas propaga los efectos en la mayoría de los productos financieros. La pensiones no se libran, sobre todo por su alta exposición a la renta variable

Foto: El Ibex 35, el índice de referencia de las bolsas españolas, se ha dejado un 13% y ha reculado hasta los 8.300 puntos. (EFE)
El Ibex 35, el índice de referencia de las bolsas españolas, se ha dejado un 13% y ha reculado hasta los 8.300 puntos. (EFE)

Siempre puede ser peor. Pero el desplome que están sufriendo las cotizaciones bursátiles en el arranque de 2016 está siendo considerable. En apenas 13 sesiones, el Ibex 35, el índice de referencia de las bolsas españolas, se ha dejado un 13% y ha reculado hasta los 8.300 puntos. Hay que remontarse hasta el verano de 2013 para verlo más bajo. Aunque, en ocasiones, estos comportamientos pueden parecer demasiado lejanos, los datos evidencian que no es así y que la influencia en la economía real es mayor de lo pensado.

En España, estos efectos no solo se proyectan sobre la riqueza financiera de las familias, que se ve mermada por la caída de las acciones, sino también sobre las pensiones privadas. En especial, en aquellos casos que rescatan anticipadamente su dinero por cumplir con los supuestos especiales previstos, entre los que sobresalen los de enfermedad grave y desempleo de larga duración.

Las personas que, por alguna de estas causas, tengan que recuperar ahora su dinero porque lo necesitan, pueden ver seriamente amenazada su rentabilidad por las recientes caídas bursátiles. Sobre todo, porque los fondos de pensiones han ido incrementado el peso de la renta variable en sus carteras para tratar de generar rendimientos en un contexto en el que los bajos tipos de interés oficiales, que en la eurozona llevan instalados en el mínimo histórico del 0,05% desde septiembre de 2014, desembocan en un descenso de los intereses de la deuda pública y los depósitos.

Al cierre del tercer trimestre de 2015, y según los datos de la Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones, las acciones alcanzaban una ponderación del 25,88% en la estructura de inversiones de los fondos. Se trata de una exposición histórica a la bolsa, puesto que el sector siempre ha estado más ligado a la renta fija -de hecho, aún tiene un peso mayoritario, con el 60% de la cartera-. A finales de 2014, ese peso era del 24,57%, y entre 2007 y 2011 fue inferior al 20%.

Aunque ese viraje hacia la renta variable perseguía arañar más rentabilidad, ahora supone una amenaza en caso de no poder esperar para hacer el rescate. "Desde luego, no es el mejor momento para rescatar y sería más aconsejable esperar a que se produzca un rebote o trasladar el dinero a un fondo más conservador. Pero son casos con circunstancias difíciles en los que habitualmente no se puede esperar, y se exponen a tener que hacerlo en un mal momento", reconocen fuentes del sector.

A rebufo del paro

Durante la crisis, la apelación a estos supuestos ha ido creciendo, una evolución que ha corrido en paralelo al comportamiento del paro. En un contexto en que la escasez de trabajo ha restringido los ingresos de las familias, el número de parados que recurrieron a su plan de pensiones para lograr dinero se multiplicó por 10 entre 2008 y 2013.

En 2008, la liquidez de derechos consolidados por enfermedad grave y desempleo de larga duración se situó en los 99 millones de euros, de los que 76 millones correspondieron al segundo motivo, y el número de beneficiarios se situó en 13.073 partícipes, 9.589 de ellos alegando su prolongado desempleo. Desde entonces, las cifras fueron creciendo hasta alcanzar un máximo en 2013, cuando el volumen en dinero alcanzó los 484,4 millones y el número de beneficiarios creció hasta los 103.347. En ambos casos, el principal motivo fue el desempleo, con 449,6 millones y 98.025 beneficiarios.

La tendencia ascendente registrada entre 2008 y 2013 se interrumpió en 2014, con 448.6 millones y 83.204 partícipes, de los cuales casi el 95% se acogió al supuesto del paro de larga duración. Y en 2015, a falta de los datos definitivos para el conjunto del año, la moderación seguía adelante. En la primera mitad del ejercicio, las prestaciones por los supuestos especiales de liquidez se limitaron a 207,3 millones, un 22% menos que en el mismo periodo de 2014.

Aunque la mejoría del mercado laboral está reduciendo los datos de los rescates por los supuestos especiales, las cifras siguen siendo muy altas en comparación con las vigentes hasta 2007, y aún lo serán por un tiempo, porque la creación de empleo no impide que la tasa de paro española continúe siendo alta. Según la Encuesta de Población Activa (EPA), el desempleo aún era del 21,17% al cierre del tercer trimeste de 2015. O dicho de otro modo, la cifra de parados todavía ascendía a 4,85 millones de personas, de las que aproximadamente una cuarta parte no ha tenido trabajo en los últimos cuatro años o más.

Siempre puede ser peor. Pero el desplome que están sufriendo las cotizaciones bursátiles en el arranque de 2016 está siendo considerable. En apenas 13 sesiones, el Ibex 35, el índice de referencia de las bolsas españolas, se ha dejado un 13% y ha reculado hasta los 8.300 puntos. Hay que remontarse hasta el verano de 2013 para verlo más bajo. Aunque, en ocasiones, estos comportamientos pueden parecer demasiado lejanos, los datos evidencian que no es así y que la influencia en la economía real es mayor de lo pensado.

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