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Los fondos no son gratis: por invertir 60.000 euros, su banco se queda con 1.500 al año
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ESTA CANTIDAD SE PUEDE REBAJAR A LA MITAD

Los fondos no son gratis: por invertir 60.000 euros, su banco se queda con 1.500 al año

La mayoría de los inversores no es consciente del coste que tienen los fondos, pero este es muy elevado: por una cartera de 60.000 euros, su banco puede llegar a cobrarle 1.500 anualmente

Foto: Fachada de la sede de la CNMV en Madrid. (EFE)
Fachada de la sede de la CNMV en Madrid. (EFE)

El sistema español de cobro de comisiones en los fondos consiste en que estas se descuentan de la rentabilidad sin que el inversor se entere (salvo que mire el detalle del extracto, cosa que poca gente hace), lo cual provoca que este no sea consciente de la enorme cantidad que se lleva el banco y que se resta de sus ganancias -o se acumula a sus pérdidas, porque la comisión se cobra haga lo que haga el fondo-. Una cantidad que puede llegar a 1.500 euros anuales para una cartera de 60.000.

El asesor registrado Feelcapital tiene un simulador en su página web que permite calcular la comisión que le cobra el banco en función del patrimonio invertido, de la rentabilidad esperada y del plazo de inversión. Cuanto mayores sean estas variables, mayor es el coste anual. Pero es fácil alcanzar los 1.500 euros para una inversión de 60.000 en el momento en que uno pretenda obtener un 5% anual o su horizonte de inversión se sitúe en cinco años.

En un escenario más realista en los tiempos que corren, con una rentabilidad esperada del 3% (por debajo no merece la pena arriesgar el dinero porque hay cuentas bancarias que pagan ese porcentaje) y un horizonte de dos años -más ajustado al perfil medio del inversor español-, estaríamos en niveles de 1.400 euros anuales. Esto supone más del 2% de gastos, cuando la media en Europa es del 0,8%.

Estos cálculos se basan en los costes medios de los fondos de inversión que se comercializan a los inversores minoristas en España, según una base de datos que incluye los 25.500 fondos traspasables -es decir, que no tienen penalización fiscal cuando se cambia de producto- que existen en nuestro país. Estos costes son los más altos de Europa, ya que aquí la diferencia entre la comisión y los gastos generales de los fondos representa un 1%, mientras que en Europa esto no va mas alla del 0,2%

La banca solo vende los fondos más caros

Y no tendría por qué ser así, ya que en España también se comercializan los fondos más baratos del continente. Solo que su banco no se los vende. Y la CNMV lo tolera y no obliga a las entidades a buscar el producto más beneficioso para sus clientes en vez de para ellas. Así, en primer lugar, les coloca los de su propia gestora, que suelen tener unas comisiones muy elevadas (hasta del 5% en los casos más escandalosos) porque tiene que retribuir a la red de oficinas que vende el producto, que es la que se queda la parte del león, no al profesional que gestiona el fondo.

En segundo lugar, coloca los de terceros en aquellos segmentos que no cubre su propia gestora -renta variable internacional, emergentes, convertibles, 'high yield'...-, pero solo los que le dejan un porcentaje elevado de la comisión: lo que se conoce como retrocesión o 'rebate', y que genera un conflicto de interés inevitable que perjudica al inversor (le vende los fondos que le pagan una elevada comisión, no los mejores para su perfil). La nueva legislación europea (MiFID II) va a prohibir esta práctica, pero su entrada en vigor se retrasará hasta 2018 para alivio de la banca.

La clase E, para sangrar a los españoles

Y dentro de esos fondos, existen diferentes clases de participaciones con comisiones diferentes: A, B, C, D... Estas clases -que son del mismo fondo, con la misma cartera y la misma rentabilidad- están concebidas para premiar con menores comisiones a los que invierten mayores importes, es decir, a los inversores institucionales. Pero la banca española ha hecho que las gestoras internacionales 'inventen' una clase llamada E (de España) que tiene las comisiones más caras de todas.

Según Antonio Banda, consejero delegado de Feelcapital, simplemente con que el banco le comprara participaciones de clase A, que exigen el mismo mínimo, el partícipe se ahorraría un 60% de comisiones. Ahora bien, en ese caso, el 'rebate' para el banco sería mucho menor, por lo que no le interesa colocar esta clase barata sino la E.

Esta es una fórmula para reducir el coste. Otra es comprar fondos que no paguen retrocesión al banco y cuyas comisiones, en consecuencia, son mucho más bajas. En un universo tan grande, siempre hay alternativas con costes más reducidos y el banco está obligado por ley a conseguírselas a los clientes que las pidan. Otra cosa es que, en muchas ocasiones, les digan que el fondo en cuestión "no está en nuestro catálogo" y le ofrezcan uno alternativo que sí está... y sí retrocede sus comisiones.

El sistema español de cobro de comisiones en los fondos consiste en que estas se descuentan de la rentabilidad sin que el inversor se entere (salvo que mire el detalle del extracto, cosa que poca gente hace), lo cual provoca que este no sea consciente de la enorme cantidad que se lleva el banco y que se resta de sus ganancias -o se acumula a sus pérdidas, porque la comisión se cobra haga lo que haga el fondo-. Una cantidad que puede llegar a 1.500 euros anuales para una cartera de 60.000.

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