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El estancamiento de Bankia en bolsa impide el inicio de la nueva ola de fusiones bancarias
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GUINDOS SE EMPEÑA EN MANTENERLA INDEPENDIENTE

El estancamiento de Bankia en bolsa impide el inicio de la nueva ola de fusiones bancarias

El nuevo Gobierno que salga de las elecciones tendrá que resolver el enorme problema de qué hacer con Bankia, porque es el gran obstáculo para iniciar la nueva ola de fusiones bancarias

Foto: Luis de Guindos junto a José Ignacio Goirigolzarri. (EFE)
Luis de Guindos junto a José Ignacio Goirigolzarri. (EFE)

El futuro de Bankia es la clave para el nuevo proceso de concentración que va a vivir inevitablemente la banca española. Dejando de lado un Gobierno en que tenga influencia Podemos -que pretende mantenerla como entidad nacionalizada-, el Ejecutivo que salga del 20-D tiene un grave dilema derivado del estancamiento bursátil de Bankia, ya que necesita una subida inimaginable para recuperar el dinero público inyectado. La alternativa es venderla, pero el comprador quedaría lógicamente excluido de otros movimientos... por eso debe ser la primera operación y todo el proceso se retrasará hasta que no se realice.

Este lunes, el ministro Luis de Guindos dijo en una entrevista a la agencia Reuters que sigue siendo partidario de que Bankia no sea absorbida por otra entidad, sino de que su capital se coloque gradualmente en bolsa. Una postura que, se supone, mantendrá el PP si consigue gobernar tras las elecciones pese a que Guindos no forme parte del nuevo Ejecutivo. Ahora bien, esta postura tiene un pequeño problema: al precio actual (ayer cerró en 1,189 euros), la entidad que preside José Ignacio Goirigolzarri capitaliza 13.694,1 millones, con lo que el 62,2% que posee su matriz, BFA (propiedad al 100% del Estado a través del FROB), vale 8.517,73 millones.

Esto supone poco más de la tercera parte (el 38%) de los 22.424 millones de dinero público que se inyectaron conjuntamente a BFA y Bankia para salvar al grupo de la insolvencia. Visto al revés: Bankia tendría que subir el 163% para recuperar las ayudas. Y el objetivo confeso de Guindos es recuperarlas con la privatización de la entidad; de hecho, ha llegado a decir que pretendía recuperar todo lo inyectado por el Estado en las antiguas cajas insolventes, es decir, 61.366 millones, según los cálculos del Banco de España.

Obviamente, habría que esperar muchísimo tiempo para que el precio de Bankia en bolsa alcance esos niveles, incluso aunque mantenga el buen ritmo actual de generación de resultados (es el banco español con la valoración más alta, 1,1 veces el valor en libros, es decir, el más 'caro').

Echarse a dormir o vender a otro banco

¿Se puede esperar todo ese tiempo? Depende de Bruselas. En principio, la Comisión Europea no impuso una fecha tope para vender la entidad (la legislación española impone 2017, aunque se puede cambiar), pero la comisaria de Competenca, Margrethe Vestager, presiona para que se haga cuanto antes porque entiende que una entidad tan grande con dinero público tiene una ventaja competitiva respecto a las que no han sido rescatadas, es decir, no hay un campo de juego equilibrado (a Bruselas le da igual que España recupere el dinero del rescate o no, que es lo que importa a Guindos y a Cristóbal Montoro).

Si esta presión se hace insoportable, el nuevo Ejecutivo tendrá que venderla a otra entidad, que es lo que espera prácticamente todo el mundo en el mercado (y de hecho, ya ha lanzado algún globo sonda en este sentido). El problema es que los grandes bancos españoles no son precisamente tontos, y no van a pagar por Bankia más de lo que vale en bolsa. Es decir, el Estado tampoco recuperaría las ayudas, como en los casos de Novagalicia (Abanca) o Catalunya Banc (BBVA). Es más, es casi seguro que el comprador querría pagar la operación mediante canje de acciones, no con efectivo, con lo que el Estado pasaría a ser accionista de un gran banco español y tendría que vender posteriormente su participación en mercado.

Imprescindible saber quién se queda con Bankia

Aun así, si el nuevo Gobierno se ve obligado a hacerlo, evidentemente el que se quede con ella no va a participar en más operaciones de concentración dado el enorme tamaño de Bankia (en principio solo podrían absorberla Santander, BBVA y tal vez CaixaBank, pero con grandes problemas de competencia, salvo que aparezca un extranjero, opción que no parece muy probable). Por tanto, estas entidades van a esperar a saber qué va a hacer el Gobierno con Bankia antes de plantearse cualquier otro posible movimiento.

De ahí que el futuro de Bankia sea crucial para el proceso de concentración del sector, que es inevitable por la baja rentabilidad de las entidades, que preocupa sobremanera al BCE. Además, la posibilidad de que las antiguas cajas salgan a bolsa se aleja por sus malos resultados. Y el estancamiento en bolsa de Bankia -pese a recuperar el 2,68% en los últimos tres meses, pierde el 2,38% en el conjunto del año- bloquea todo el movimiento. Un movimiento que, aparte de esta entidad y BMN (donde el Estado posee el 65%), tiene a Liberbank como objetivo favorito para los analistas, dado su reducido tamaño, su liderazgo en los mercados de nicho donde está presente, su pobre valoración bursátil y el hecho de que ya cotice.

El futuro de Bankia es la clave para el nuevo proceso de concentración que va a vivir inevitablemente la banca española. Dejando de lado un Gobierno en que tenga influencia Podemos -que pretende mantenerla como entidad nacionalizada-, el Ejecutivo que salga del 20-D tiene un grave dilema derivado del estancamiento bursátil de Bankia, ya que necesita una subida inimaginable para recuperar el dinero público inyectado. La alternativa es venderla, pero el comprador quedaría lógicamente excluido de otros movimientos... por eso debe ser la primera operación y todo el proceso se retrasará hasta que no se realice.

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