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Oro parece... ¿carbón es? Las trampas de valor acechan a las mineras
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Oro parece... ¿carbón es? Las trampas de valor acechan a las mineras

Las conocidas como 'value trap' o 'trampas de valor', representan uno de los mayores riesgos para los inversores que se basan en el análisis fundamental para buscar valores atractivos

Foto: Mina de cobre de Chuquicamata en Chile. (EFE)
Mina de cobre de Chuquicamata en Chile. (EFE)

A Michael Barakos, gestor del JPMorgan Europe Equity Plus, uno de los mayores fondos de bolsa europea, no le pilló por sorpresa el batacazo. Cuando Glencore, el gigante británico de la minería, se llegó a hundir casi un 30% el día 28 en la bolsa de Londres, a un par de manzanas de la sede de JPMorgan AM junto al Támesis, sus carteras ni se inmutaron.

"No teníamos exposición a la compañía, de hecho, incluso teníamos una pequeña posición bajista. No nos gustaba ni la estructura financiera, con un endeudamiento excesivo, ni el 'management' ni el sector", afirma Barakos, que tiene infraponderadas en cartera las compañías de materiales básicos, con apenas una posición del 5%. "Estamos ante la clásica trampa de valor. Hay muchas compañías relacionadas con materias primas que parecen estar baratas, pero que en realidad tienen motivos para estar a esos precios".

Las conocidas como 'value trap' o 'trampas de valor' representan uno de los mayores riesgos para los inversores que se basan en el análisis fundamental para buscar valores atractivos. Aparentemente, encuentran compañías por las que se pagan muy pocas veces los beneficios o las ventas, lo que les pone ante la tentación de comprar pensando que el mercado se equivoca, que es una ganga.

Por ejemplo, empresas que cotizan con un PER (veces que se paga el beneficio) muy bajo o una rentabilidad por dividendo alto implican que el mercado está excesivamente negativo y que el riesgo que se asume es menor. El problema es que muchas veces, con el paso del tiempo, acaba llegando una fuerte revisión en los beneficios o un recorte en el dividendo.

Las empresas que superen el bache pueden tener un gran potencial de revalorización, pero las trampas, como la de Glencore, estarán a la orden del día

El sector de las materias primas está plagado de compañías que se han desplomado en los últimos meses, ante el fuerte castigo por los temores sobre la ralentización de China, el mayor consumidor mundial de estos materiales. ¿Pero todas las compañías sufrirán? ¿O habrá algunas que resistan? Algunos gestores se abonan a esta última opción y empiezan a poner dinero en esta tesis.

Es el caso de Iván Martín, de Magallanes Value Investors, que ayer informaba a sus clientes en su carta trimestral que había entrado en Antofagasta. "Tratamos de identificar, dentro de un sector muy castigado, a aquellos jugadores que estén en las mejores condiciones para poder acabar la carrera sin lesionarse, y a ser posible, ganarla. Creemos que Antofagasta es uno de ellos".

Según Martín, "hay tres factores que marcan la diferencia en Antofagasta sobre el resto de mineras: no tiene deuda, produce barato y es pequeña". Además, destaca que esta productora de cobre, basada en Chile, "está controlada al 65% por la familia Luksic, reconocidos por su buena reputación como empresarios y buen trato al resto de accionistas minoritarios".

Destaca también en su carta que "desde el punto de vista de valoración, a los precios actuales, comprar Antofagasta costaría unos 11.000 dólares por tonelada de producción anual, lo que compara con los 20.000 dólares que requeriría poner en marcha una mina de cobre desde cero, según un informe de la casa de análisis Bernstein".

Distinguir los ganadores de los perdedores va a ser la clave para los inversores en los próximos meses. El premio puede ser muy alto, porque las empresas que superen el bache pueden tener un gran potencial de revalorización, pero las trampas, como la de Glencore, estarán a la orden del día. Tiempos interesantes para el sector.

A Michael Barakos, gestor del JPMorgan Europe Equity Plus, uno de los mayores fondos de bolsa europea, no le pilló por sorpresa el batacazo. Cuando Glencore, el gigante británico de la minería, se llegó a hundir casi un 30% el día 28 en la bolsa de Londres, a un par de manzanas de la sede de JPMorgan AM junto al Támesis, sus carteras ni se inmutaron.

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