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La abuela centenaria de Wall Street da su receta: tres años para evaluar carteras
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La abuela centenaria de Wall Street da su receta: tres años para evaluar carteras

Irene Bergman puede presumir de haber vivido ya unos cuantos ciclos económicos y haber salido bien parada de todos ellos. De hecho, en toda su trayectoria nunca ha perdido un cliente

Foto: El toro de Wall Street en Manhattan (Reuters).
El toro de Wall Street en Manhattan (Reuters).

Está a punto de cumplir los 100 años y es prácticamente el único trader que puede contar en primera persona cómo sobrevivir a un crash como el del ´29 porque ella lo recuerda como si fuera ayer, cuando a sus 14 años fue testigo en la distancia de cómo el pánico se apoderó del mayor mercado de valores del mundo: Wall Street. Eso le marcó. Y es que Irene Bergman puede presumir de haber vivido ya unos cuantos ciclos económicos y haber salido bien paradade todos ellos. ¿El secreto? "No hacer nada estúpido". De hecho, en toda su trayectoria profesional nunca ha perdido un cliente.

Así lo cuenta en una entrevista que ha concedido a Bloomberg.com en la que relata cómo llama por teléfono a sus clientes de la firma Stralem & Co, para la que todavía trabaja, rodeada de pinturas de maestros holandeses. Según defiende esta anciana centenaria, mientras que muchos están obsesionados con obtener beneficios rápidos, la mejor estrategia es esperar al menos tres años, o incluso más, antes de evaluar la cartera. Y añade que la clave está en no tener miedo a cambiar de opinión si el análisis a fondo es favorable a una modificación de las inversiones.

"Cuánto más tiempo llevas en este negocio, más pesimista te vuelves", asegura Bergman, que considera que la bolsa en estos momentos está demasiado cara. "Aún así soy capaz de ponerme alcista porque, cuando veo en qué punto está una acción, me puedo imaginar donde estaba hace 40 años", afirma. Y es que esta peculiar inversora cuenta a su favor con la ventaja que da la historia. De hecho, tiene la posibilidad derecordar laspequeñas empresas fundadas por los judíos alemanes que han definido el modelo de Wall Street. Con todo, asegura que "la manera de hacer negocios ha cambiado, es mucho más competitiva, hay muchos más cuchillos en la espalda".

Sin hijos, con cuatro asistentes personales en su casa y línea directa con el presidente de Stralem en Nueva York, su carrera ha girado alrededor de la realización de un sueño adolescente. En aquel entonces ella escribió en su diario que quería seguir los pasos de su padre, un banquero privado de la Bolsa de Berlín. Fue la primera mujer en entrar en ese mundillo.

El freno nazi

Pero sus aspiraciones se estancaron cuando los nazis persiguieron a su familia, judíos, que tuvieron que huir de Alemania y emigrar a EEUU en 1942. Entonces Bergman comenzó a trabajar como secretaria en un banco para, quince años más tarde unirse a Hallgarten & Co, una firma de la Bolsa de Valores de Nueva York.

"Las mujeres en Wall Street no eran muy populares", recuerda la inversora. De ahí dio el paso a Loeb Rhoades para después aterrizar en 1973 en Stralem, donde se quedó hasta hoy al ser "el primer lugar donde me trataron como a un igual", recuerda en la entrevista. Ahora gestiona casi 2.000 millones de dólares en activos con una estrategia centrada en la identificación de valores alcistas y bajistas dentro del mercado. Su gestión es tanto para instituciones como para clientes particulares y, de hecho, 11 de las cuentas individuales son suyas.

El próximo mes de agosto cumplirá 100 años, pero ha estado yendo físicamente a las oficinas hasta el pasado mes de diciembre. Achaca su longevidad a unos buenos genes y una gran condición física lograda por su afición a la equitación. De hecho, practicó la doma clásica hasta los 80 años. Así, al verse física y mentalmente fuerte, nunca ha querido jubilarse.

Está a punto de cumplir los 100 años y es prácticamente el único trader que puede contar en primera persona cómo sobrevivir a un crash como el del ´29 porque ella lo recuerda como si fuera ayer, cuando a sus 14 años fue testigo en la distancia de cómo el pánico se apoderó del mayor mercado de valores del mundo: Wall Street. Eso le marcó. Y es que Irene Bergman puede presumir de haber vivido ya unos cuantos ciclos económicos y haber salido bien paradade todos ellos. ¿El secreto? "No hacer nada estúpido". De hecho, en toda su trayectoria profesional nunca ha perdido un cliente.

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