Zinkia enseña sus heridas: reconoce un desplome del 86% de su beneficio bruto

La productora de Pocoyó ha respondido a los requerimientos del Mercado Alternativo Bursátil (MAB) que le obligaban a presentar información actualizada relativa a sus cuentas de resultados correspondientes al ejercicio de 2013. A pesar de que la compañía ya adelantó en febrero una caída de sus estimaciones de beneficio del 97% en 2013, en esta ocasión detalla con más profundidad diversos aspectos de sus tripas financieras, si bien apunta a que a lo largo de mes presentará sus cuentas anuales completas auditadas.

El primero de ellos es la sangría que reflejasu beneficio bruto de explotación respecto a las proyecciones iniciales con una caída del 86% del mismo. Esto supone que la compañía cerró el ejercicio con un beneficio de 1,8 millones de euros frente a los 13 millones esperados. Ahí no quedóla cosa.El importe neto de la cifra de negocio también se redujo en un 45% hasta los 11 millones de euros mientras se incrementaban en un 32% los gastos de explotación y se reducían en un 9% los gastos de personal.

En lo que se refiere a la actividad del negocio, es relevante el desplome que sufre la venta y concesión de licencias de la productora, que se salda con una caída del 87% justificada, según la compañía, a causa de "las difíciles circunstancias que la sociedad matriz ha tenido que afrontar a lo largo de 2013". En el caso de los ingresos por publicidad, los datos tampoco invitan al optimismo con una caída del 13% respecto a las proyecciones iniciales, una cifra que queda compensada con el incremento del 13% de los ingresos por contenidos.

El presidente de Zinkia, José María Castillejo, insiste, no obstante, en que "se han cerrado acuerdos importantes que permiten ser optimistas sobre el crecimiento internacional del negocio del grupo y que sientan las bases de las futuras ventas en cada una de las líneas de generación de ingresos". Todo ello en una compañía que desde el pasado 26 de febrero se encuentra en concurso de acreedores tras no ser capaz de encontrar alternativas para saldar sus deudas.

La caída de Zinkia ha venido, además, acompañada de una auténtica guerra accionarial entre su presidente y algunos de los accionistas de referencia, especialmente el empresario mexicano, Miguel Valladares. En esta contienda los accionistas minoritarios también se ven en medio del fuego cruzado y acusan al presidente Castillejo de haber abocado al concurso a la compañía.